
Por el regreso de Ronald: Una familia que espera.
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Hoy se cumplen 60 días desde que mi esposo, Ronald O. Matamoros, fue detenido por ICE en Tampa, Florida. Han sido 60 días de incertidumbre, de lágrimas a solas, de noches largas donde el silencio pesa y la ausencia grita.
Comparto nuestra historia no solo por desahogo, sino porque creo profundamente en el poder de la compasión, en la fuerza de una comunidad unida, en el milagro de los corazones que deciden ayudar cuando el dolor ajeno les toca el alma.
Ronald llegó a este país siendo solo un niño. Tenía 15 años y una maleta llena de sueños. No vino buscando lujos, vino buscando la posibilidad de darle a su madre y hermanos en Honduras algo más que lo que la vida allá podía ofrecerles. Desde entonces, ha trabajado incansablemente. Bajo el sol, bajo la lluvia, bajo el miedo constante de no saber si ese día podría volver a casa.
Nada le ha sido fácil. Pero nunca se ha rendido.
Ronald no es solo un buen hombre. Es de esos seres que rara vez se encuentran. Si alguna vez lo conociste, sabes que es imposible olvidarlo. Tiene una luz que abraza, una calma que acompaña, y un corazón tan grande que aún con sus propias batallas, siempre encuentra tiempo para sostener a otros. No pide nada a cambio. Solo te sonríe. Y con esa sonrisa, te hace sentir que todo estará bien.
Para mí, Ronald no es solo mi esposo. Es mi lugar seguro. Es mi mejor amigo, mi compañero de vida, el que entiende mis silencios y celebra mis risas. Con él he vivido pruebas duras, pero también he descubierto que el amor verdadero no se quiebra, se fortalece.
Pocas semanas después de que Ronald fuera detenido, supe que estoy embarazada. Esperamos una niña. Nuestra niña. Una hija que merece conocer la voz, el abrazo y la ternura de su padre. A veces me recuesto y pongo mi mano sobre mi vientre, imaginando lo que le diría él si pudiera estar aquí. Y me duele… me duele tanto que no esté.
Estoy sola en Florida. Lejos de mi familia. Tratando de ser fuerte, de sostenerme por ella, por él, por nosotros. Pero hay días en los que se me rompe todo por dentro. Entre gastos de abogados, el alquiler, las citas médicas y el peso de la soledad, hay momentos en que siento que no puedo más.
Por eso hoy les hablo, no con lástima, sino con esperanza. Les pido, desde lo más profundo de mi corazón, que nos ayuden a traer a Ronald de regreso a casa. Sus hermanos lo necesitan. Yo lo necesito. Y una hija que aún no ha nacido, lo espera con el alma.
Vivimos tiempos duros. Donde el miedo parece haberse vuelto rutina. Miedo a perder, miedo a ser juzgados, miedo a que nuestros sueños se desvanezcan por el simple hecho de haber nacido en el lugar equivocado. Pero yo aún creo. Creo en el amor. Creo en la justicia. Creo en ustedes.
Porque cuando nos unimos, somos más fuertes que cualquier sistema. Más fuertes que el dolor. Más fuertes que el miedo.
Gracias por leerme. Gracias por sentir conmigo. Y si puedes hacer algo, lo que sea —un gesto, una oración, una ayuda— te lo agradeceré con todo lo que soy.
Sinceramente:
Aracely Matamoros
Organizer
Rosa Aracely Lovo Rivas
Organizer
Tampa, FL