ENGLISH/ESPAÑOL
My name is Anyer Gonzalez, and I am raising funds to help my father, Alfredo Gonzalez, rebuild his life and find stability after being deported to Mexico.
On October 12th, around 9 a.m., while waiting for the bus on the Orange Line, my father was unexpectedly detained by ICE agents. Without being able to provide documentation on the spot, he was taken to the Broadview Detention Center, where he was processed. It took nearly 48 hours before we could make contact with him. Thankfully, kind bystanders at the bus station reached out to me right away to let me know what had happened.
After days of uncertainty and limited communication, we finally heard from my father again on October 17th—this time from his personal phone in Mexico. That’s when we learned he had been deported and left with very little to start over.
My father has lived in the U.S. for many years, working hard and contributing to his community. He is a kind, humble, and dedicated man. Now, he’s in a country he hasn’t called home for decades, without the support system or resources he once had.
All donations will go directly toward helping him find a safe place to live, essential necessities like food and clothing, and the resources needed to begin working again so he can regain stability and independence.
Our family deeply appreciates any support you can give—whether through a donation or by sharing this campaign. Thank you for helping my father start this new chapter with hope and dignity.
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Mi nombre es Anyer González y estoy recaudando fondos para ayudar a mi padre, Alfredo González, a reconstruir su vida y encontrar estabilidad después de haber sido deportado a México.
El 12 de octubre, alrededor de las 9 a.m., mientras esperaba el autobús en la línea naranja, mi padre fue detenido inesperadamente por agentes de ICE. Al no poder presentar documentación en ese momento, fue llevado al Centro de Detención de Broadview, donde fue procesado. Pasaron casi 48 horas antes de que pudiéramos comunicarnos con él. Afortunadamente, personas amables que estaban en la estación se comunicaron conmigo de inmediato para informarme lo que había sucedido.
Después de días de incertidumbre y comunicación limitada, finalmente volvimos a saber de mi padre el 17 de octubre, esta vez desde su teléfono personal en México. Fue entonces cuando nos enteramos de que había sido deportado y que se encontraba con muy pocos recursos para comenzar de nuevo.
Mi padre vivió en Estados Unidos durante muchos años, trabajando arduamente y contribuyendo a su comunidad. Es un hombre bondadoso, humilde y dedicado. Ahora se encuentra en un país que no ha llamado hogar en décadas, sin la red de apoyo ni los recursos que antes tenía.
Todas las donaciones se destinarán directamente a ayudarlo a encontrar un lugar seguro donde vivir, cubrir necesidades básicas como comida y ropa, y obtener los recursos necesarios para comenzar a trabajar nuevamente y recuperar su estabilidad e independencia.
Mi familia y yo agradecemos profundamente cualquier ayuda que puedan brindar, ya sea con una donación o compartiendo esta campaña. Gracias por ayudar a mi padre a comenzar este nuevo capítulo con esperanza y dignidad.