Bring Letty Home

Versión en español a continuación

On the morning of September 16, my mother, Leticia "Letty" Nevares, was detained by ICE authorities in an act of violence and discrimination.

After attending a scheduled meeting with immigration services to obtain a green card, ready to return home and celebrate with a bowl of pozole, she was placed in handcuffs and transported to a detention facility. This meeting was meant to be the final step in a long process of gaining legal residency, one that has cost us tens of thousands of dollars from our savings, loans, and contributions from friends and family invested in her security. She has followed this nation’s procedures, and now she is being punished for it.

She is a wife, a mother of three, a caretaker to the elderly, a devoted church participant, and a pillar of the small community we live in. Through countless hours of service—helping at local food drives every week, participating in fundraisers, caring for sick neighbors, and providing end-of-life care to the elderly, the entire town is feeling her absence. She has lived in this country for over 35 years. She has built her life here. Her arrest has no legal standing. She has not committed any crimes, nor has she posed a risk to anyone.

Now she is in a cell, alone among strangers. During her detention, ICE agents have consistently pressured her to sign documents without an attorney present. She is being harassed and deceived in an attempt to force her into self-deportation.

She is determined to fight this injustice in court, despite the fact that we have already exhausted our resources in pursuit of her green card. Acting swiftly is essential, as with each passing moment ICE authorities entangle her further in legal hurdles. Everyone who knows my mom is doing what they can to support our struggle.

The cost of covering attorney fees is $16,000, but the price of losing our mother is immeasurable.

En espanol:

En la mañana del 16 de septiembre, mi madre, Leticia "Letty" Nevares, fue detenida por las autoridades de ICE en un acto de violencia y discriminación.

Después de asistir a una cita programada con los servicios de inmigración para obtener una tarjeta de residencia, lista para regresar a casa y celebrar con un plato de pozole, fue esposada y trasladada a un centro de detención. Esta cita estaba destinada a ser el paso final en un largo proceso para obtener la residencia legal, un proceso que nos ha costado decenas de miles de dólares en ahorros, préstamos y contribuciones de amigos y familiares invertidos en su seguridad. Ella ha seguido los procedimientos de esta nación, y ahora está siendo castigada por ello.

Ella es esposa, madre de tres hijos, cuidadora de ancianos, participante devota de la iglesia y un pilar de la pequeña comunidad en la que vivimos. A través de incontables horas de servicio—ayudando en colectas de alimentos locales cada semana, participando en recaudaciones de fondos, cuidando a vecinos enfermos y brindando cuidados de fin de vida a los ancianos—todo el pueblo siente su ausencia. Ha vivido en este país por más de 35 años. Ha construido su vida aquí. Su arresto no tiene fundamento legal. No ha cometido ningún crimen ni ha representado un riesgo para nadie.

Ahora está en una celda, sola entre desconocidos. Durante su detención, los agentes de ICE la han presionado constantemente para que firme documentos sin la presencia de un abogado. Está siendo acosada y engañada en un intento de obligarla a auto-deportarse.

Ella está decidida a luchar contra esta injusticia en la corte, a pesar de que ya hemos agotado nuestros recursos en la búsqueda de su tarjeta de residencia. Actuar con rapidez es esencial, ya que con cada momento que pasa las autoridades de ICE la enredan aún más en obstáculos legales. Todos los que conocen a mi mamá están haciendo lo posible para apoyar nuestra lucha.

El costo de cubrir los honorarios legales es de $16,000, pero el precio de perder a nuestra madre es inconmensurable.