Apoyo a la familia Lugo
Donation protected
Han pasado años, pero el dolor de la pérdida nunca desaparece. Perdí a mi esposo cuando mis hijos eran pequeños. Él tenía problemas con las adicciones y, aunque intentamos salir adelante juntos. Me quedé sola con dos niños a los que debía proteger, sin saber cómo iba a seguir adelante.
Desde entonces, mi vida ha sido una batalla constante. Me llamo Karla y hoy abro mi corazón porque tengo un sueño: construir un hogar digno para mis hijos.
Hace once años llegamos a este terreno con lo poco que teníamos. Había un solo cuarto de ladrillo, sin puertas, sin piso, sin comodidades. Poco a poco, con nuestras propias manos y mucho sacrificio, hemos tratado de levantar nuestra casa. Ahora tenemos otro cuarto que sirve como cocina y habitación para mis hijos, y un espacio en obra negra que aún no podemos terminar. Pero no tenemos vitropiso, las paredes están sin pintar, y las puertas de los cuartos siguen siendo un lujo que aún no podemos darnos.
Me casé cuando tenía apenas 16 años y fui madre por primera vez a los 17. A los 21, ya tenía dos hijos y un mundo lleno de responsabilidades sobre mis hombros. Cuando su padre murió, me quedé sin respuestas, sin apoyo, sin nadie a quien acudir.
Pero la vida me dio una segunda oportunidad. Dios puso en nuestro camino a un hombre bueno, trabajador y sin vicios, que nos ha ayudado a salir adelante. Él trabaja en la construcción y se esfuerza todos los días para que no nos falte lo básico. Sin embargo, muchas veces el dinero apenas alcanza. No tenemos a nadie más: mi papá falleció hace cinco años y mi mamá hace cuatro años.
Mis hijos han crecido. Hoy, uno está en preparatoria y otro en secundaria. Han sido testigos de cada esfuerzo, de cada sacrificio, de cada noche en la que me senté a pensar cómo íbamos a salir adelante. Sueño con darles un hogar digno, un lugar donde puedan estudiar sin preocupaciones, donde puedan sentirse seguros.
Hoy, con esperanza, recurro a ustedes. A veces los sueños parecen inalcanzables, pero sé que hay personas con un gran corazón dispuestas a tender una mano en los momentos más difíciles.
Cualquier ayuda, por pequeña que sea, nos acercará a ese sueño. Y cuando finalmente veamos nuestra casa terminada, sabremos que no estamos solos, que el amor y la solidaridad pueden cambiar vidas.
Desde lo más profundo de mi corazón, gracias por leer nuestra historia y por darnos un rayo de esperanza. Que Dios los bendiga siempre.
Organizer

andrea lopez
Organizer
Zona Administrativa Federal, Hermosillo, SON