AMA DE CASA

Maria Roig is organizing this fundraiser.

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Hola, me llamo Maria. Tengo 25 años y llevo dos años escribiendo mi primera novela. La foto de portada es un recorte del periódico del año 2005. La niña soy yo, llevo puesta una camiseta de las Supernenas. Esa foto tuvo lugar debajo de mi casa, yo estaba colgada en la ventana esperando a que sucediera algo. El Acontecimiento. De repende vi al alcalde de Barcelona en lo alto de la cuesta de Dante Alighieri, cogí mi cámara y bajé al portal. Cuando pasó por delante le pedí hacernos una foto, la concejala nos la sacó. Al día siguiente mi tío, que trabajaba en un kiosko, llamó a mi casa para decirnos que yo salía en El Periódico.

Fue la primera vez que la vida tan pequeña que yo guardaba en mi habitación, se hizo pública. Yo existía para los demás, aunque fuera tan solo La Niña.

CARTA A LOS PODERES,

No se puede crear estando precarizada. Se puede en la religión del Sacrificio. Estando encerrada en un trabajo físico y mecánico la mente centrifuga, al cuerpo tienes que ir a recogerlo con pala al final de la jornada. Hablo de volver torcida a casa. Para crear se requiere de un espacio y de unas condiciones materiales precisas. Vuelvo a Barcelona y observo la certeza de que no puedo volver a España. Alguien como yo carece de lugar. Solo en momentos lúcidos me pongo a crear en casa de mi amiga. Necesito estar a solas para desarrollar mis pensamientos. Cuando vivía con mi madre no había en mi imaginario un espacio para la creación como si lo había para las facturas, me independicé y la precariedad deboró mis textos recién nacidos. Mis exámenes, mis relaciones afectivas y mi piel estuvieron atravesadas por un mismo desasosiego: No llegar a fin de mes ni en mi casa ni en la de mi madre. En los hogares del otro puedes dormir pero no puedes meter la mano en tu intimidad y sacar un pedazo de carne. No lo haces porque falta costumbre y ritual. El ritual de la carne se hace en un espacio sagrado que acostumbra a ser propio. No tiene que ser tuyo, puedes construirlo, pero necesitas herramientas. En los hogares del otro yo aprendo a vivir pero para crear necesito separarme de la vida, tomar una distancia espacial - sucumbir a un encierro, separar lo uno de lo diverso. Una habitación propia y la certeza de poder mantenerla, esto es, la certeza de la estabilidad. Virginia Woolf se alegró más de la herencia que le dejó su tía al morir, que del derecho de las mujeres al voto. Hay dos necesidades inseparables para crear que en mi caso se aniquilan la una a la otra. De mi tiempo depende mi dinero, me pagan por horas trabajadas. Al final de mes solo me queda el rato del desplazamiento en transporte público para vender lo que siento gratuitamente en Instagram.