Hi, my name is Alyssa, and I’m sharing our story with a humble heart and trust that God meets us even in our hardest moments.

My husband, Jonathan, has lived in the United States since he was a young child. For many years, he was a DACA recipient and did his best to do everything the right way, working hard, following the law, and showing up to every immigration appointment required of him. We believed that by walking honestly and trusting the process, things would be okay.

In November, Jonathan attended his scheduled ICE check-in, just as he had done before. Without warning, he was taken into custody that day. In an instant, what we thought would be a routine appointment became a season of separation, uncertainty, and prayer.

We were married in 2024 and were just beginning our life together, full of hope and plans for the future. Everything that followed happened quickly and felt like a whirlwind. Each day has brought new information, new decisions, and new expenses, and it has been difficult to keep up with everything while trying to stay strong.

Asking for help does not come easily to me, and I truly hate to feel like a burden to anyone. But I have reached a point where I don’t see a way through this financially on my own. I am doing everything I can, yet the weight of it all has become overwhelming.

We are holding onto our faith and trusting that God will make a way, even when we cannot see it ourselves. If you feel led to support us whether through prayer, sharing our story, or donating, please know that it truly means more than words can express. Thank you for your kindness, compassion, and care during this difficult season.

“Because of the Lord’s great love we are not consumed, for His compassions never fail. They are new every morning.”

— Lamentations 3:22–23

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Hola, mi nombre es Alyssa, y comparto nuestra historia con un corazón humilde y con la confianza de que Dios nos acompaña incluso en los momentos más difíciles.

Mi esposo, Jonathan, ha vivido en los Estados Unidos desde que era un niño. Durante muchos años fue beneficiario de DACA y siempre hizo lo posible por hacer las cosas de la manera correcta — trabajando duro, cumpliendo con la ley y presentándose a todas las citas de inmigración que se le requerían. Creíamos que al caminar con honestidad y confiar en el proceso, todo estaría bien.

En noviembre, Jonathan asistió a su cita programada con ICE, como lo había hecho antes. Sin previo aviso, ese día fue detenido. En un instante, lo que pensábamos que sería una cita de rutina se convirtió en una temporada de separación, incertidumbre y oración.

Nos casamos en 2024 y apenas estábamos comenzando nuestra vida juntos, llenos de esperanza y planes para el futuro. Todo lo que siguió ocurrió muy rápido y se sintió como un torbellino. Cada día ha traído nueva información, nuevas decisiones y nuevos gastos, y ha sido difícil manejarlo todo mientras tratamos de mantenernos fuertes.

Pedir ayuda no me resulta fácil, y sinceramente me duele sentir que podría ser una carga para alguien. Pero he llegado a un punto en el que no veo una manera de salir adelante financieramente por mi cuenta. Estoy haciendo todo lo que puedo, pero el peso de todo esto se ha vuelto abrumador.

Seguimos aferrándonos a nuestra fe y confiando en que Dios abrirá un camino, aun cuando no podamos verlo. Si sienten en su corazón apoyarnos — ya sea con oración, compartiendo nuestra historia o con una donación — sepan que significa más de lo que puedo expresar con palabras. Gracias por su bondad, compasión y apoyo durante esta temporada tan difícil.

“Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decaen sus misericordias. Nuevas son cada mañana.”

— Lamentaciones 3:22–23