Help Gustavo stay strong through his cancer journey

Hello, my name is Gustavo Solorio, and I’m reaching out during one of the most challenging times of my life.

It’s difficult to put into words how quickly my life has changed. What began as a typical New Year's Day soon spiraled into a journey I never could have anticipated. On January 1st, I woke up feeling hopeful for the year ahead. After a workout at the gym, I came home, but something felt off. A sharp pain struck my lower back—something unlike anything I’ve ever experienced before.

At first, I thought it was just a muscle strain from exercising. But the pain didn’t go away. It returned, each time more intense and persistent. Without health insurance, I initially ignored it, hoping it would improve on its own. But by the end of January, the pain became unbearable. On the night of January 26th, I finally went to the ER, where I underwent multiple tests—CT scans, ultrasounds, and bloodwork.

As I waited for the results, I thought they might just send me home with pain medication. I never imagined I would receive life-changing news. The doctor came in, his face filled with sympathy, and told me that my test results were far from what I

expected. He explained, with deep regret, that I had cancer.

On January 27th, I was officially diagnosed with stage 2 cancer. The emotional toll has been overwhelming, and every day feels like a battle with uncertainty. I’m trying to stay strong, but I know I have a long road ahead, and I’m committed to fighting with everything I’ve got.

This battle hasn’t only affected me—it has had a profound impact on my family. My parents and loved ones have been by my side through this entire ordeal, sacrificing in ways I never imagined. They've had to financially support travel to and

from the Bay Area to Stanford Hospital in Palo Alto for my chemotherapy treatments, which have become frequent and exhausting. On top of that, they’ve devoted their time and energy to caring for me—helping me stick to a strict diet to keep me as healthy as possible through this healing process. Their support and dedication have been crucial but it's taken a significant toll on them as well.

The financial burden of bills, travel expenses, and all the other costs related to my journey has been overwhelming. That’s why I’m humbly asking for help. I know this isn’t easy to ask, but every bit of support whether financial or through sharing my story will help my family and me focus on what matters most: my recovery.

Despite the challenges, I have faith in God, and I believe that one day I will be able to return to doing the things I love. I will fight with everything I have and bounce back stronger than ever.

Thank you for taking the time to read my story and for being part of this journey with me. Your support whether it’s through a donation or just sharing my story means the world to me, and I am forever grateful.

With heartfelt thanks,

Gustavo Solorio

Hola, mi nombre es Gustavo Solorio, y hoy me estoy comunicando con ustedes en uno de los momentos más difíciles de mi vida.

Es difícil expresar con palabras cómo mi vida cambió de manera tan repentina. Lo que comenzó como un día de Año Nuevo lleno de esperanza, rápidamente se convirtió en un viaje que jamás imaginé vivir. El 1 de enero me desperté como cualquier otro día, lleno de ilusiones por el año que comenzaba. Después de hacer ejercicio en el gimnasio, regresé a casa, pero algo no estaba bien. Un dolor agudo apareció en mi espalda baja, algo completamente diferente a cualquier dolor que haya sentido antes.

Al principio, pensé que era solo una distensión muscular por el ejercicio. Pero el dolor no desaparecía. Volvía, cada vez más fuerte y persistente. Al no contar con seguro médico, decidí ignorarlo, esperando que fuera algo temporal que se curara por sí solo. Pero para finales de enero, el dolor se hizo insoportable. La noche del 26 de enero, no tuve más opción que ir a urgencias, donde me realizaron varios estudios: tomografías, ecografías y análisis de sangre.

Mientras esperaba los resultados, pensaba que solo me darían algún medicamento para el dolor y me enviaría a casa. Nunca imaginé que recibiría una noticia que cambiaría mi vida para siempre. El médico entró con una expresión de tristeza y me dijo que los resultados no eran lo que esperaba. Me explicó, con mucha pena, que los exámenes revelaron que tenía cáncer.

El 27 de enero, fui diagnosticado con cáncer en etapa 2. La carga emocional que ha dejado esta noticia ha sido más grande de lo que imaginaba, y cada día siento que estoy luchando contra un mar de incertidumbre. Pero estoy decidido a mantenerme fuerte y luchar con todo lo que tengo, aunque sé que el camino por delante será largo.

Esta enfermedad no solo me ha afectado a mí, sino también a mi familia, quienes están viviendo este dolor conmigo. Mis padres y seres queridos han estado a mi lado desde el principio, sacrificándose de formas que jamás imaginé. Han tenido que enfrentar la carga financiera de los viajes al Área de la Bahía para mis tratamientos de quimioterapia en el Hospital Stanford en Palo Alto. Estos viajes no solo son frecuentes, sino también agotadores y costosos. Además, han dedicado su tiempo y amor para brindarme cuidados constantes, cambiando su vida completamente para poder ayudarme a seguir una dieta estricta que me permita mantenerme lo más saludable posible en este proceso de sanación. El sacrificio y amor que han demostrado es inmenso, pero también ha puesto una presión enorme sobre ellos.

El peso financiero de las facturas médicas, los gastos de viaje, los tratamientos y todo lo relacionado con mi recuperación ha sido abrumador. Por eso, me atrevo a pedir su apoyo. Sé que no es fácil, pero cualquier ayuda, por pequeña que sea, será invaluable para mi familia y para mí, permitiéndonos centrarnos en lo más importante: mi recuperación.

A pesar de todo, tengo una fe inquebrantable en Dios. Estoy convencido de que, algún día, podré retomar las cosas que amo hacer. Lucharé con todo lo que soy, y sé que saldré de esta más fuerte que nunca, listo para volver a disfrutar de la vida con una nueva perspectiva.

Gracias de corazón por tomarte el tiempo de leer mi historia y por ser parte de este viaje tan importante para mí. Tu apoyo, ya sea con una donación o simplemente compartiendo mi historia, significa más de lo que puedo expresar con palabras. Estoy profundamente agradecido por tenerlos a mi lado en este momento tan difícil.

Con todo mi cariño y gratitud,

Gustavo Solorio