
Una madre y su hija nos necesitan - Eine Mutter braucht uns
Donation protected
Deutsche Version folgt unten.
Una trabajadora rural, víctima de acoso sexual y violencia laboral perpetrados por su jefe directo y tolerados por su empleador, y su hija adolescente, quién fue testigo de estos hechos, necesitan nuestra ayuda. Las secuelas del abuso han desencadenado en la madre un cuadro crónico y grave de fibromialgia, que le genera un dolor físico constante e incapacitante, impidiéndole trabajar y dejando a la familia sin ingresos. Esta situación de desprotección económica ha puesto a su hija en grave riesgo de deserción escolar. Ambas han sido revictimizadas por un sistema que les ha fallado y abandonado en todos los niveles. Juntos podemos demostrar que la humanidad y la solidaridad son más fuertes que cualquier obstáculo.
LA HISTORIA
(El nombre utilizado en este relato ha sido modificado para proteger la identidad y la intimidad de la víctima)
GGC Abogados y Financieros (www.ggc.com.co) a través de su servicio pro bono, emprende acciones legales transformadoras para cambiar la forma en que la sociedad y las instituciones tratan a las mujeres, con especial énfasis en nuestras adolescentes y mujeres trabajadoras del sector agrícola, quienes gozan de especial protección bajo la Ley 731 de 2002 y la Convención CEDAW, que reconocen los problemas específicos que enfrentan las mujeres rurales y su importante papel en la supervivencia económica de sus familias.
En esta misión por desafiar y erradicar la normalización de la violencia laboral en contra de las mujeres del sector rural, nos encontramos ante un caso que encarna dolorosamente la lucha de dos mujeres enfrentadas a un sistema que perpetúa la transmisión intergeneracional de la violencia, no es solo una trabajadora del sector agrícola cuyos derechos fueron vulnerados; es una madre cabeza de familia que, en su lucha por justicia, ha tenido que exponer a su hija adolescente, a un doloroso aprendizaje sobre la realidad que enfrentan las mujeres en el campo: VIOLENCIA SIMBÓLICA Y COTIDIANA, contratación informal, acoso laboral, acoso sexual, desprotección laboral y revictimización institucional.
La historia de Maria y su hija es el reflejo de una promesa contractual y legal rota. Buscando un mejor futuro, aceptó trasladarse con su pequeña, quien para la época de los hechos contaba con 13 años de edad, a una finca ubicada en una zona montañosa de San Pedro, Valle del Cauca. Lo que parecía una oportunidad de trabajo digno en el sector agrícola, se empezó a convertir en una pesadilla, cuando además de sus responsabilidades técnicas como administradora de empresas agropecuarias, se vio obligada a realizar labores domésticas como cocinar para el jefe superior inmediato y otros trabajadores, una imposición basada únicamente en su condición de mujer. Esta doble carga laboral, común para las mujeres profesionales y técnicas del sector agrícola, refleja la persistencia de estereotipos de género discriminatorios que perpetúan la desigualdad. Sin embargo, la discriminación de género sería solo el preludio de vulneraciones más graves.
El verdadero horror se fue revelando gradualmente en un escenario laboral que estaba perfectamente orquestado: una zona aislada llena de peligros físicos, presencia de grupos armados y sobre todo, un Jefe Superior Inmediato, quien no tardó en mostrar su verdadero rostro, pues entre diciembre de 2021 y abril de 2022 acosó sexualmente, culminando en un incidente particularmente grave donde intentó besarla y accederla sexualmente a la fuerza cerca de un precipicio, poniendo en riesgo su vida y aprovechando de su estado de indefensión.
Tras rechazar los avances sexuales de su jefe, comenzó a ser objeto de conductas de acoso laboral desplegadas por este y TOLERADAS por su empleador, un reconocido médico cirujano estético, las cuales se han venido extendiendo en tiempo y espacio hasta el día de hoy, al punto gravísimo de ponerla en situación de vulnerabilidad psicológica y económica que ha afectado su salud, su mínimo vital y el de su menor hija. Las pruebas no mienten, son el testimonio de una mujer que tuvo el valor de decir "NO" a los avances sexuales de su jefe, solo para enfrentar represalias que la llevarían al borde de un precipicio.
Las cicatrices de este abuso quedaron grabadas en un cuadro de fibromalgia que ha causado una incapacidad continua por más de 3 años. Cada diagnóstico cuenta una parte de la historia: ansiedad, depresión, trauma. Pero lo más doloroso no han sido los padecimientos físicos y psicológicos, sino la indiferencia calculada del sistema diseñado para atender a quienes buscan justicia, el cual ha trivializado el sufrimiento de y la han RE-VICTIMIZADO INSTITUCIONALMENTE en una especie de conducta funcional y legal omisiva.
El patrón es claro y perverso: la EPS niega lo que la ARL exige, la ARL espera lo que la EPS no otorga, la Fiscalía demora lo que el tiempo agrava, y el Ministerio de Trabajo observa pacientemente lo que debería investigar de manera diligente. Mientras tanto, una madre ve cómo sus ingresos se reducen por debajo del mínimo legal, cómo su salud se deteriora sin atención adecuada, y cómo su hija adolescente aprende la más amarga de las lecciones: que la justicia tiene precio.
La narrativa es siempre la misma: minimizar el impacto que el trauma psicológico tiene sobre el cuerpo. Como si los 3 años de incapacidad fueran una exageración, como si el dolor físico y psicológico documentado en cada historia clínica fuera menos real por tener su origen en el abuso sexual y el acoso laboral. Las instituciones han preferido dudar de la víctima que enfrentar una realidad latente: que la violencia deja cicatrices tanto en el cuerpo como en la mente, y que María y su hija merecen la misma atención y respeto por parte de las instituciones.
Esta no es solo la historia de ellas en un contexto de subordinación laboral en el sector agrícola. Es la historia de todas las mujeres que han escuchado "espere su turno", "no hay presupuesto", "vuelva mañana". Es la historia de una madre que tiene que explicarle a su hija el porqué, a pesar de tener la razón, las pruebas y la ley de su lado, la justicia parece ser un privilegio reservado solamente para algunos.
Actualmente, María y su hija enfrentan una situación crítica de desamparo económico y jurídico. Su empleador, lejos de asumir su deber de protección, ha participado activamente en la vulneración de sus derechos y los de su hija, al poner obstáculos para que accedan a los subsidios y apoyos a los que legalmente tienen derecho. Desde abril de este año, María no cuenta con ningún tipo de ingreso. Las entidades de salud se niegan a asumir el tratamiento médico que requiere y las instituciones oficiales se limitan a trasladar la responsabilidad entre sí, sin que ninguna brinde una respuesta efectiva o asuma la obligación de garantizar su bienestar.
Como si todo esto fuera poco, su lugar de residencia resultó gravemente afectado por las intensas lluvias de marzo de 2025, lo que ocasionó una inundación que deterioró aún más sus condiciones de vida y acentuó su situación de vulnerabilidad. ⚠️A esto se suma un hecho profundamente alarmante: su hija adolescente, quien ha sido testigo de esta cadena de vulneraciones, se encuentra actualmente en grave riesgo de deserción escolar, consecuencia directa de la precariedad económica, la inestabilidad emocional y la desprotección institucional que atraviesan.
¿Por qué necesitamos tu ayuda?
Mientras la apoderada judicial de María sigue luchando por justicia y compensación económica, la familia permanece sin ingresos. La madre necesita urgentemente apoyo para asegurar las necesidades básicas de su pequeña familia.
Para superar este momento crítico hasta que se completen los procedimientos legales y los responsables rindan cuentas, nos gustaría recaudar 7.800 euros, suficiente para apoyar a la familia durante los próximos 12 meses.
Los gastos mensuales de la familia ascienden a unos 650 euros.
Este dinero cubre los costos básicos de:
-Productos alimenticios y de higiene,
-Alojamiento (reparación por inundaciones),
-Atención médica,
-Útiles escolares para la hija.
Con su ayuda, podemos ofrecerle a María y a su hija un período de transición sin preocupaciones en el que ella pueda concentrarse en su salud y en el procedimiento en curso.
Tan pronto como obtenga su consentimiento para publicar fotografías y vídeos de ella, subiremos material para mantener a los donadores actualizados.
Tenga en cuenta que yo, Michelle, vivo en Hamburgo; ¡Cualquier dinero donado aquí será enviado exclusivamente a Maria (lugar de residencia: Colombia) a través de Remitly!
Gracias de antemano y espero que entre todas podamos ayudarla.
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Deutsche Version
Hoffnung schenken: Eine Mutter und ihre Tochter, der der Schulabbruch droht, brauchen unsere Hilfe. Sie kämpft nicht nur gegen die Folgen eines jahrelangen Missbrauchs, sondern auch gegen die Bürokratie und Ungerechtigkeit eines Systems, das seine schutzbedürftigsten Mitglieder vernachlässigt. Gemeinsam können wir zeigen, dass Menschlichkeit und Solidarität stärker sind als jede Hürde.
DIE GESCHICHTE
(Der in dieser Darstellung verwendete Name wurde geändert, um die Identität und Privatsphäre des Opfers zu schützen.)
GGC Lawyers and Financials (www.ggc.com.co) führt im Rahmen seines Pro-bono-Dienstes transformative rechtliche Maßnahmen durch, um die Art und Weise zu verändern, wie Gesellschaft und Institutionen mit Frauen umgehen, mit besonderem Fokus auf jugendliche Mädchen und berufstätige Frauen im Agrarsektor Kolumbiens. Diese genießen nach dem Gesetz 731 von 2002 und der UN-Konvention CEDAW besonderen Schutz, da sie mit spezifischen Herausforderungen konfrontiert sind und eine zentrale Rolle für das wirtschaftliche Überleben ihrer Familien spielen.
Im Einsatz gegen die Normalisierung von Arbeitsgewalt gegenüber Frauen auf dem Land begegnen wir einem Fall, der schmerzhaft die Realität zweier Frauen widerspiegelt, die sich einem System gegenübersehen, das Gewalt generationenübergreifend weitergibt. Es geht nicht nur um eine Frau, deren Rechte als Landarbeiterin verletzt wurden, es ist auch die Geschichte einer alleinerziehenden Mutter, die in ihrem Streben nach Gerechtigkeit ihre jugendliche Tochter einem schmerzhaften Lernprozess aussetzen musste: SYMBOLISCHE UND ALLTÄGLICHE GEWALT, informelle Beschäftigung, Mobbing, sexuelle Belästigung, fehlender Arbeitsschutz und institutionelle Re-Traumatisierung.
Die Geschichte von María und ihrer Tochter steht stellvertretend für ein gebrochenes rechtliches und vertragliches Versprechen. Auf der Suche nach einer besseren Zukunft nahm sie eine Stelle auf einer abgelegenen Farm in den Bergen von Valle del Cauca, Kolumbien an, und zog mit ihrer 13-jährigen Tochter dorthin. Was als Chance auf würdige Arbeit begann, wurde schnell zum Albtraum: Neben ihren Aufgaben als Agrarbetriebsleiterin musste sie plötzlich Hausarbeiten übernehmen – kochen für ihren Vorgesetzten und andere Arbeiter – allein aufgrund ihres Geschlechts. Diese doppelte Belastung ist typisch für Frauen im Agrarsektor und spiegelt tief verwurzelte, diskriminierende Geschlechterstereotypen wider. Doch diese Form der Diskriminierung war nur der Anfang schwerwiegenderer Übergriffe.
Der wahre Schrecken offenbarte sich schrittweise in einem gefährlichen, abgelegenen Arbeitsumfeld mit physischer Gefahr, bewaffneten Gruppen – und einem direkten Vorgesetzten- der zwischen Dezember 2021 und April 2022 wiederholt sexuelle Übergriffe beging. Der schwerwiegendste Vorfall: Er versuchte, sie in der Nähe einer Klippe mit Gewalt zu küssen und sexuell zu nötigen, nutzte dabei ihre Wehrlosigkeit aus und brachte ihr Leben in Gefahr.
Nachdem sie seine Annäherungsversuche ablehnte, begann er, sie systematisch zu mobben – und das unter Duldung ihres Arbeitgebers, eines bekannten Schönheitschirurgen. Diese Verhaltensweisen dauern bis heute an und haben María in eine tiefe psychische und wirtschaftliche Krise gestürzt, die nicht nur ihre Gesundheit, sondern auch das Existenzminimum ihrer Tochter bedroht. Die Beweise, lügen nicht. Sie erzählen die Geschichte einer Frau, die den Mut hatte, „NEIN“ zu sagen, und dafür beinahe wortwörtlich an den Abgrund gedrängt wurde.
Die Narben dieses Missbrauchs haben sich in Form einer Fibromyalgie manifestiert, die zu über drei Jahren durchgehender Arbeitsunfähigkeit geführt hat. Jeder medizinische Bericht erzählt ein Kapitel: Angstzustände, Depression, Trauma. Doch das Schmerzlichste war nicht nur das körperliche und seelische Leid – sondern die systematische Gleichgültigkeit eines Justizapparates, der ihre Qualen bagatellisiert und sie durch Untätigkeit erneut zum Opfer gemacht hat.
Das Muster ist eindeutig und perfide: Die Krankenkasse verweigert, was die Berufsgenossenschaft verlangt, die BG fordert, was die Krankenkasse nicht gewährt. Die Staatsanwaltschaft verzögert, was die Zeit verschärft, und das Arbeitsministerium sieht tatenlos zu, wo es dringend eingreifen müsste. Währenddessen muss eine Mutter zusehen, wie ihr Einkommen unter das Existenzminimum sinkt, ihre Gesundheit unbehandelt bleibt – und ihre Tochter lernt, dass Gerechtigkeit offenbar nur denen zusteht, die sie sich leisten können.
Die Erzählung ist immer dieselbe: Die Auswirkungen psychischer Gewalt auf den Körper werden heruntergespielt. Als ob drei Jahre Arbeitsunfähigkeit übertrieben wären. Als ob die dokumentierten Schmerzen weniger real wären, nur weil sie durch sexuellen Missbrauch und Mobbing ausgelöst wurden. Die Institutionen zweifeln lieber an der Glaubwürdigkeit des Opfers, als sich der unbequemen Wahrheit zu stellen: Gewalt hinterlässt Narben auf Körper und Seele – und María und ihre Tochter verdienen die volle Aufmerksamkeit und den Respekt der Behörden.
Dies ist nicht nur ihre Geschichte als Arbeiterinnen auf dem Land Kolumbiens. Es ist die Geschichte aller Frauen, denen gesagt wurde: „Warten Sie“, „kein Budget“, „kommen Sie morgen wieder“. Es ist die Geschichte einer Mutter, die ihrer Tochter erklären muss, warum Gerechtigkeit trotz Beweisen, Recht und Wahrheit oft ein Privileg bleibt.
Derzeit befinden sich María und ihre Tochter in einer akuten Notlage – sowohl finanziell als auch rechtlich. Ihr Arbeitgeber hat nicht nur seine Schutzpflicht vernachlässigt, sondern aktiv dazu beigetragen, ihre Rechte und die ihrer Tochter zu verletzen, indem er ihnen den Zugang zu gesetzlich zustehenden Hilfen erschwert. Seit April 2025 hat María kein Einkommen mehr. Die Krankenkassen verweigern die medizinische Behandlung, die sie dringend benötigt, und die Behörden schieben sich gegenseitig die Verantwortung zu, ohne eine Lösung anzubieten.
Als wäre das nicht schon genug, wurde ihr Wohnort im März 2025 durch starke Regenfälle überschwemmt, was ihre ohnehin schon schwierige Lebenslage weiter verschärft hat. ⚠️ Noch alarmierender: Ihre Tochter ist akut vom Schulabbruch bedroht, als direkte Folge der wirtschaftlichen Not, der psychischen Belastung und der fehlenden staatlichen Unterstützung.
Warum brauchen wir eure Hilfe?
Während die Anwältin weiterkämpft, um Gerechtigkeit und finanzielle Entschädigung zu erwirken, bleibt die Familie ohne jegliche Einkünfte. Die Mutter benötigt dringend Unterstützung, um die Grundbedürfnisse ihrer kleinen Familie zu sichern.
Um diese kritische Zeit zu überbrücken, bis das Verfahren abgeschlossen und die Verantwortlichen zur Rechenschaft gezogen werden, möchten wir 7.800 Euro sammeln – genug, um die Familie für die nächsten 12 Monate zu unterstützen.
Die monatlichen Ausgaben der Familie belaufen sich auf rund 650 Euro.
Dieses Geld deckt die grundlegenden Kosten für:
-Lebensmittel und Hygieneprodukte,
-Unterkunft (Reperatur durch Überschwemmungen),
-medizinische Versorgung,
-Schulbedarf für die Tochter.
Mit Eurer Hilfe können wir der Mutter und ihrer Tochter eine sorgenfreie Übergangszeit ermöglichen, in der sie sich auf ihre Gesundheit und das laufende Verfahren konzentrieren kann.
Sobald wir Marias Zustimmung zur Veröffentlichung von Fotos und Videos erhalten, werden wir Bildmaterial hochladen, um die Unterstützer auf dem Laufenden zu halten.
Ich verweise darauf, dass ich, Michelle, in Hamburg lebe, jegliches Geld, das hier gespendet wird, wird ausschließlich an Maria (wohnort: Kolumbien) via Remitly, weitergeleitet!
Wir bedanken uns im Voraus und hoffen, dass wir ihr alle helfen können.
Organizer
Michelle Ireen Retzlaff
Organizer
Hamburg, Hamburg