Reforma general en clínica fisioterapia devastada x la Dana

Soy Antonio Gil, tengo 37 años y soy fisioterapeuta y osteópata, cuando finalicé mis estudios me fui un tiempo a trabajar a Francia para poder ahorrar lo suficiente para montarme una clínica y ponerme como autónomo.

Tras un tiempo fuera de casa conseguí mi objetivo y pude abrirla en el año 2009.

He estado trabajando en ella los últimos 15 años pero el día 29 de octubre, con la fatídica Dana todo cambió.

Me pilló dentro. Estaba atendiendo a un paciente porque nadie avisó de que el río se había salido y cuando llegó la información era tarde.

El agua empezó a entrar en la clínica, agua y barro, nunca se me olvidará la sensación de no creer lo que tus ojos están viendo, en 5 minutos el agua llegó a toda la superficie de la clínica. Intenté, iluso de mi, poner cosas en alto para salvarlas, rápidamente encima de las camillas puse las cosas de más valor, y enseguida caí que la puerta exterior abría hacia afuera y que con la fuerza y el gran caudal de agua que había ya en la calle quizá no pudiéramos abrirla. Así fue en un primer momento, no abría. Piensas que estás atrapado y que el agua está entrando muy muy rápido. Sacas toda tu fuerza por la adrenalina, embestí de nuevo la puerta con toda la fuerza que tenía dentro y se abrió un par de dedos, a continuación, forcejeando pude abrirla completamente y por fin pudimos salir.

Mi madre vive justo al lado en un primero y pudimos, tanto mi paciente como yo, ponernos a salvo y pasar allí la noche.

Justo antes de salir, en un alarde de idiotez decidí volver sobre mis pasos para coger el aparato más valioso que tengo, un ecógrafo. Pude rescatarlo pero pude haberme quedado dentro, menos mal que no fue así.

Tras la noche llegó el día y por fin el caudal bajó lo suficiente para poder bajar y ver los daños del negocio.

Indescriptible la sensación de ver tu esfuerzo diario, tu humilde forma de ganarte la vida reducido a barro de la noche al día, un barro denso que cubría hasta 40 centímetro y todo lo demás ahogado por el agua que llegó a alcanzar 1,5m.

La puerta no aguantó y al romperse entró el agua con toda su fuerza sacando incluso medio suelo laminado, el enorme mostrador que a saber donde estará y con él también el ordenador iMac.

Lo que quedó dentro está todo inservible, todo el material y aparatologia está ya en el vertedero.

Todas las paredes están totalmente desconchadas a trozos y con humedad, los enchufes rotos, incluso una de las máquinas del aire acondicionado.

Se agradece cualquier ayuda para poder reformar la clínica y volver a levantarla de nuevo. Toda ayuda es bienvenida, se agradece de corazón.

Antonio Gil