
James' Journey Towards a Seizure Free Life
Donation protected
To my community,
I want to take a moment to introduce you to someone incredibly special, a brave young soul named James, and the devoted family he is a part of. My name is Andrea Meraz, and I am James' mother. Our family resides in the heart of Houston, Texas.
In the midst of the challenges that the world has faced, our own journey took an unexpected turn. On that fateful day, July 2022, our lives were forever altered when James, my 9-year-old son, experienced his first seizure. The weight of this moment was magnified as we navigated these uncharted waters during the ongoing pandemic. As April of 2023 arrived, a formal diagnosis was handed down: Epilepsy. The diagnosis was met with the cruel reality of a major seizure striking James at school, leading to a frantic trip to the emergency room.
Since that heart-wrenching incident, James has been confronted by multiple seizures each week, casting an overwhelming cloud of emotional distress over him and our entire family. The simple joys of childhood have been replaced by a seemingly endless cycle of medical visits and unrelenting worry. The world of classrooms and playdates has been overshadowed by an ever-growing concern for James' health and future.
As a mother, my deepest concern is for my son's well-being. Each seizure threatens not only his life but the vibrant future he deserves. The specter of unexpected tragedy or the possibility of an intellectual setback looms heavily due to his condition. The gravity of these thoughts keeps me awake at night.
Our path ahead is both clear and daunting – brain surgery. The notion of this step may seem terrifying, but it is a lifeline for James. It holds the promise of restoring not just his childhood but ensuring him a chance at a normal life as an adult. This year has witnessed an abrupt transformation in James' life. Gone are the days of carefree play and soccer matches; instead, they have been replaced by emergency room visits, medication regimens, and the uncertainty of what each day may bring.
Presently, James relies on two anti-epileptic medications. Regrettably, they haven't granted him the reprieve we hoped for. The next phase of his treatment, as advised by his dedicated neurologist, is a vagus nerve implant. A flicker of hope, perhaps, but an expensive one. Our insurance coverage, though appreciated, falls short, leaving us to face this immense financial burden.
Here, we stand at a crossroads, reaching out to our community for a helping hand. We have established a GoFundMe campaign in the hopes of garnering the support necessary to reclaim James' life. The journey is long, and the costs significant – with the surgery starting at $10,000 and a daunting deductible of $6,000. Every contribution, regardless of size, brings us one step closer to ensuring James receives the care he so desperately needs.
I must share with you the essence of our family dynamic. I am a full-time stay-at-home mother to six incredible children, three of whom battle their own disabilities. My husband, an unwavering pillar, works tirelessly to support our family's needs. Yet, despite our tireless efforts, this mountain of medical expenses stands insurmountable before us.
My heart aches as I watch James endure unending headaches and the relentless grip of seizures, his every move shadowed by the looming specter of another attack. Simple joys like solitary showers or private moments are a luxury he can't afford, for we stand watch day and night, a shield against the unpredictable. Childhood's innocence has been stolen, even the act of eating regular is a threat of another seizure. James yearns to join his peers on the soccer field, to savor the laughter of recess, and to forge his own path unburdened by his condition. In times such as these, we find ourselves humbly seeking your support.
Our community has the power to reshape James' destiny and to alleviate the heavy burden that weighs on our hearts. As parents, the thought of losing a child is an unbearable specter that we must confront. The resilience and optimism we hold onto lie in the belief that James can be healed – that his seizure activity can be curtailed by 50% within a year following the surgery. With this newfound hope, he can embrace the promise of a life free from suffering and seize the opportunity for a semblance of normalcy.
My family has never been one to ask for assistance. We cherish the values of hard work and determination, fighting tooth and nail for everything we have. Yet, we now find ourselves at a crisis where forces beyond our control dictate our path. Your kindness, your generosity, and your willingness to share in our journey could be the beacon that guides us through this storm.
To those who have the means, please consider contributing to James' healing. Your donations will be directed to Children's Memorial Hermann Hospital, ensuring that the financial obstacles standing before us are overcome. Every dollar brings us closer to our goal, every share of James' story amplifies our voice, and every act of kindness resonates deeply within our hearts.
On behalf of our family – my husband, my children, and most importantly, James – I extend a heartfelt thank you. Thank you for being the strength that uplifts us, the hope that sustains us, and the hand that guides us towards a brighter tomorrow. Your support, in whatever form it takes, fuels our determination to see James not only survive but thrive.
With heartfelt gratitude,
Andrea Meraz
A mi comunidad,
Quiero tomarme un momento para presentarles a alguien increíblemente especial, un valiente joven llamado James, y a la dedicada familia de la que forma parte. Mi nombre es Andrea Meraz, y soy la madre de James. Nuestra familia reside en el corazón de Houston, Texas.
En medio de los desafíos que el mundo ha enfrentado, nuestro propio viaje tomó un giro inesperado. En ese fatídico día de julio de 2022, nuestras vidas cambiaron para siempre cuando James, mi hijo de 9 años, experimentó su primer ataque epiléptico. El peso de este momento se magnificó mientras navegábamos por estas aguas desconocidas durante la pandemia en curso. A medida que llegó abril de 2023, se emitió un diagnóstico formal: Epilepsia. El diagnóstico fue recibido con la cruel realidad de un gran ataque epiléptico que afectó a James en la escuela, lo que llevó a una frenética visita a la sala de emergencias.
Desde ese angustiante incidente, James ha enfrentado múltiples ataques epilépticos cada semana, arrojando una abrumadora nube de angustia emocional sobre él y toda nuestra familia. Las simples alegrías de la infancia han sido reemplazadas por un ciclo aparentemente interminable de visitas médicas y una preocupación incesante. El mundo de las aulas y las citas para jugar ha sido eclipsado por una creciente preocupación por la salud y el futuro de James.
Como madre, mi mayor preocupación es el bienestar de mi hijo. Cada ataque epiléptico no solo amenaza su vida, sino también el futuro vibrante que merece. El espectro de una tragedia inesperada o la posibilidad de un retroceso intelectual pesa mucho debido a su condición. La gravedad de estos pensamientos me mantiene despierta por la noche.
Nuestro camino por delante es claro y desafiante: cirugía cerebral. La idea de este paso puede parecer aterradora, pero es un salvavidas para James. Promete no solo restaurar su infancia, sino asegurarle la posibilidad de una vida normal como adulto. Este año ha sido testigo de una transformación abrupta en la vida de James. Se han ido los días de juego despreocupado y partidos de fútbol; en su lugar, han sido reemplazados por visitas a la sala de emergencias, regímenes de medicación y la incertidumbre de lo que cada día puede traer.
Actualmente, James depende de dos medicamentos antiepilépticos. Lamentablemente, no le han otorgado el alivio que esperábamos. La siguiente fase de su tratamiento, según lo aconsejado por su dedicado neurólogo, es un implante en el nervio vago. Quizás un destello de esperanza, pero uno costoso. Nuestra cobertura de seguro, aunque apreciada, es insuficiente, lo que nos deja enfrentar esta inmensa carga financiera.
Aquí estamos, en una encrucijada, buscando la ayuda de nuestra comunidad. Hemos establecido una campaña en GoFundMe con la esperanza de obtener el apoyo necesario para recuperar la vida de James. El camino es largo y los costos significativos, con la cirugía que comienza en $10,000 y un deducible desafiante de $6,000. Cada contribución, sin importar su tamaño, nos acerca un paso más a asegurar que James reciba la atención que necesita con desesperación.
Debo compartir con ustedes la esencia de la dinámica de nuestra familia. Soy una madre que trabaja a tiempo completo en casa de seis hijos increíbles, tres de los cuales luchan con sus propias discapacidades. Mi esposo, un pilar inquebrantable, trabaja incansablemente para satisfacer las necesidades de nuestra familia. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos incansables, esta montaña de gastos médicos es insuperable.
Mi corazón se duele al ver a James soportar dolores de cabeza interminables y el implacable agarre de los ataques epilépticos, cada uno de sus movimientos se ve oscurecido por el espectro constante de otro ataque. Las alegrías simples, como duchas solitarias o momentos privados, son un lujo que no puede permitirse, ya que estamos en guardia día y noche, un escudo contra lo impredecible. La inocencia de la infancia ha sido robada, incluso el acto de comer regularmente es una amenaza de otro ataque. James anhela unirse a sus compañeros en el campo de fútbol, disfrutar de las risas en el recreo y forjar su propio camino sin la carga de su condición. En momentos como estos, nos encontramos humildemente buscando su apoyo.
Nuestra comunidad tiene el poder de remodelar el destino de James y aliviar la pesada carga que pesa sobre nuestros corazones. Como padres, la idea de perder a un hijo es un espectro insoportable que debemos enfrentar. La resistencia y el optimismo en los que nos aferramos residen en la creencia de que James puede sanar, que su actividad epiléptica puede reducirse en un 50% dentro de un año después de la cirugía. Con esta nueva esperanza, puede abrazar la promesa de una vida libre de sufrimiento y aprovechar la oportunidad de una semblanza de normalidad.
Mi familia nunca ha sido de pedir ayuda. Valoramos los principios del trabajo duro y la determinación, luchando con uñas y dientes por todo lo que tenemos. Sin embargo, ahora nos encontramos en una crisis en la que fuerzas fuera de nuestro control dictan nuestro camino. Su amabilidad, su generosidad y su disposición para compartir en nuestro viaje podrían ser el faro que nos guíe a través de esta tormenta.
Aquellos que tengan los medios, por favor consideren contribuir a la curación de James. Sus donaciones se dirigirán al Children's Memorial Hermann Hospital, asegurando que los obstáculos financieros que se presentan ante nosotros sean superados. Cada dólar nos acerca más a nuestro objetivo, cada compartida de la historia de James amplifica nuestra voz y cada acto de bondad resuena profundamente en nuestros corazones.
En nombre de nuestra familia, mi esposo, mis hijos y lo más importante, James, extiendo un sincero agradecimiento. Gracias por ser la fuerza que nos levanta, la esperanza que nos sostiene y la mano que nos guía hacia un mañana más brillante
Muchísimas Gracias,
Andrea Meraz
Organizer
Andrea Meraz
Organizer
Houston, TX