Marco, un superhéroe de su propia vida
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Hola, soy Marco y acabo de cumplir los dos añitos. Mi papá, mi mamá y nuestros amigos los doctores me describen como un milagro vida, aunque si me preguntas a mi, te diré que soy un súper héroe en el cuerpo de un niño que lucha contra los monstruos de su propia vida. ¿Te gustaría conocer mi historia?
El principio ya lo sabes. Un chico y una chica que se cogían de la mano, se daban besitos y se querían demasiado, y luego llegué a la tripita de mi mamá, donde pasé los cinco meses más tranquilos de mi vida. Al sexto mes, aparecieron los primeros monstruos, una cardiopatía congénita y una salida prematura al mundo exterior.
Fue entonces cuando libré mi primera gran batalla. No eran la cardiopatía y la insuficiencia placentaria el único demonio que me atacaba. Conectado a un respirador y con 14 diagnósticos diferentes, mi madre me sostenía en brazos cuando los doctores le pedían permiso para quitarme la ayuda artificial y dejarme descansar. "No ganará la batalla", dijeron. Pero yo, súper héroe de mi propia historia, había llegado al mundo para luchar, y así me aferré a la vida, respiré por mi mismo y sobreviví a más de un mes en la UCI neonatal.
Como todo súper héroe, los monstruos a los que me enfrento crecen cada día. Hoy mis principales enemigos son la parálisis cerebral, la epilepsia, la insuficiencia cardíaca y la ceguera severa.
Mis armas más poderosas en esta batalla, las que me permiten avanzar un poquito cada día para tener la mejor calidad de vida, se llaman terapia (estimulación, fisioterapia, logopedia e hidroterapia) y ortopedia (aparatos como el bipedestador, la silla de paseo adaptada , la hamaca para la bañera, o el headpod para poder manejar mi cabecita).
Me ha contado un pajarito que ahora mis papás están librando su propia guerra contra un demonio llamado economía, que les está impidiendo conseguir mis armas. ¿Aportarías tu granito de arena para ayudarnos a ganar esta batalla?
El principio ya lo sabes. Un chico y una chica que se cogían de la mano, se daban besitos y se querían demasiado, y luego llegué a la tripita de mi mamá, donde pasé los cinco meses más tranquilos de mi vida. Al sexto mes, aparecieron los primeros monstruos, una cardiopatía congénita y una salida prematura al mundo exterior.
Fue entonces cuando libré mi primera gran batalla. No eran la cardiopatía y la insuficiencia placentaria el único demonio que me atacaba. Conectado a un respirador y con 14 diagnósticos diferentes, mi madre me sostenía en brazos cuando los doctores le pedían permiso para quitarme la ayuda artificial y dejarme descansar. "No ganará la batalla", dijeron. Pero yo, súper héroe de mi propia historia, había llegado al mundo para luchar, y así me aferré a la vida, respiré por mi mismo y sobreviví a más de un mes en la UCI neonatal.
Como todo súper héroe, los monstruos a los que me enfrento crecen cada día. Hoy mis principales enemigos son la parálisis cerebral, la epilepsia, la insuficiencia cardíaca y la ceguera severa.
Mis armas más poderosas en esta batalla, las que me permiten avanzar un poquito cada día para tener la mejor calidad de vida, se llaman terapia (estimulación, fisioterapia, logopedia e hidroterapia) y ortopedia (aparatos como el bipedestador, la silla de paseo adaptada , la hamaca para la bañera, o el headpod para poder manejar mi cabecita).
Me ha contado un pajarito que ahora mis papás están librando su propia guerra contra un demonio llamado economía, que les está impidiendo conseguir mis armas. ¿Aportarías tu granito de arena para ayudarnos a ganar esta batalla?
Organizer
Patricia Rodríguez Mateos
Organizer
Navacerrada, M