Mi nombre es Luis Ramón Rodríguez Varela y desde niño tuve un sueño: servir a mi país. Con gran orgullo logré convertirme en federal de caminos, una labor que desempeñaba con entrega y convicción.
Sin embargo, en 2009 mi vida cambió para siempre. Durante un atentado, cuatro compañeros y yo fuimos atacados. Dos de ellos, incluyendo a mi mejor amigo, perdieron la vida. Yo recibí cuatro impactos de bala; uno de ellos lesionó mi médula espinal, dejándome parapléjico. Estuve siete días en coma, luchando entre la vida y la muerte, y al despertar recibí la noticia más dura: nunca volvería a caminar.
La tragedia no terminó ahí. Mi matrimonio se rompió, mi esposa pidió el divorcio, y lo más doloroso fue perder la posibilidad de ver crecer a mi hija, que en aquel entonces tenía apenas cuatro años. Los pocos momentos que paso con ella trato de sonreír y hacerme fuerte, aunque por dentro los dolores neuropáticos no me dejen ni un instante de paz. Es un sufrimiento constante, como un fuego que no se apaga en mis piernas.
He buscado ayuda médica durante años. Muchos doctores solo me dieron tratamientos costosos que no me ayudaron. Hoy, por primera vez, tengo una esperanza real: un procedimiento para matar los nervios que me generan este dolor, lo cual podría darme una mejor calidad de vida. Pero antes necesito estudios médicos (tomografía y otros) que lamentablemente no puedo costear.
Por eso recurro a ustedes, con humildad, para pedir apoyo. No busco compasión, busco una oportunidad de vivir con menos dolor, de recuperar parte de mi vida, y de poder estar presente con mi hija sin que ella vea cuánto sufro.
Su ayuda no solo aliviaría mi dolor físico, sino también mi corazón de padre y mi deseo de seguir adelante.
Con el corazón , gracias





