¡Gemera necesita cirugía intestinal urgente!

Hola, me llamo María. En mi pueblo (provincia de Zaragoza), mi madre y yo nos estamos haciendo cargo de 23 gatos de la calle y un perro que se han ido acercando a casa a lo largo de los años en pésimas condiciones, la mayoría siendo cachorros. Los alimentamos, castramos y tratamos de atender cuando están enfermos o tienen un accidente, porque sabemos que sin nosotras no tendrían opciones de sobrevivir.

La mayoría de ellos están libres por la calle y el campo y vienen cuando quieren a la planta de abajo de la casa a comer o a refugiarse, y otros, por diversos motivos como discapacidad, viven con nosotros.

Nos hacemos cargo de ellos sin ninguna ayuda económica y con mucho esfuerzo, ya que yo estoy desempleada y mi madre, jubilada con una pensión de unos setecientos euros. La falta de dinero ha supuesto en varias ocasiones no poder dar atención veterinaria a otros gatos y que hayan muerto.

Ahora mismo, estamos pasando uno de esos momentos duros, ya que al mismo tiempo tenemos enfermas a dos: por un lado Amset, una gata de 11 años con cáncer de mama, anemia, coleocistitis y otras patologías, y por otro, Gemera, la protagonista de esta campaña, que solo tiene 2 años y medio, goza de buena salud y podría sobrevivir sin problemas si obtiene la cirugía que necesita.

Gemera apareció por casa cuando era pequeña y tenía tanto miedo al ser humano que, durante 2 años y medio, no se dejó tocar (¡quién lo diría viendo lo cariñosa que se ha vuelto desde que está enferma!).

Hace unos meses nos dimos cuenta de que su intestino se le estaba saliendo por el ano, como se puede ver en el vídeo. Nos quedamos espantadas, pues nunca habíamos visto algo así. Como no podíamos atraparla de ninguna manera para llevarla a un veterinario, estuvo unos diez días por la calle con el intestino fuera. Las veterinarias dicen que es totalmente increíble que no se le infectara y necrosara, lo que habría supuesto su muerte.

Finalmente, tras muchos esfuerzos, logramos atraparla, le reintrodujeron el intestino y la suturaron, pero nos advirtieron de que el prolapso rectal era tan grande que podía volverse a salir, y que lo que realmente necesitaba era una cirugía que cosiera el recto a la pared abdominal (una colopexia).

Sin embargo, el precio de la operación era demasiado alto,ç y no podíamos permitírnoslo, así que cruzamos los dedos para que la sutura y la dieta recomendada por Medicina Interna funcionaran.

Desde entonces, han pasado meses de continuos reajustes de la dieta y la medicación, que no han impedido que se le volviera a salir el prolapso otras cuatro veces.

Finalmente, la única solución fue la colopexia. Tratamos de conseguir donativos en Internet sin éxito, y parecía que se moriría cuando una amiga nos prestó los 370 euros de la operación. Respiramos aliviadas, aun sabiendo que necesitaba que se los devolviéramos pronto y no sabíamos cómo lo haríamos. Pero por fin el problema de Gemera iba a solucionarse, por fin acabaría toda esta incertidumbre.

Pero no había pasado ni una semana de convalecencia cuando... el prolapso se volvió a salir. Ni la cirujana ni la responsable de Medicina Interna que la seguía daban crédito, pues no habían visto nunca algo así. Gemera tiene un músculo abdominal más delgado de lo normal, pero parece que eso no causa un prolapso. Creen que, de estar tanto tiempo fuera, ese tramo de intestino se pudo dañar, ha perdido funcionalidad y por eso se sale. La solución es extirpar ese trozo, lo que supone una operación todavía más cara que la anterior.

Volvemos así al punto en que estábamos, sin saber si podemos costear esto. Sumando las sucesivas suturas, pruebas y medicación (y a pesar del esfuerzo de los veterinarios para reducir las pruebas y el presupuesto al mínimo posible), más la operación, llevamos gastados en este tiempo alrededor de mil euros, hemos tenido que pedir prestado a amigos pero todo tiene un límite, ya no nos queda a quién pedir.

Al mismo tiempo, tenemos que hacer frente a los gastos de la atención veterinaria de Amset y a la alimentación, comida y, en algunos casos, medicinas de los otros 23 gatos y el perro. Animales que no hemos buscado sino que han venido a nosotras en unas condiciones en las que no habrían sobrevivido si no nos hubiéramos hecho cargo de ellos.

Estamos en un punto en el que no podemos más, porque al considerable tiempo que empleamos (y que a mí me va a costar suspender unas oposiciones) se añade un esfuerzo económico que simplemente no podemos realizar.

Nos llenaría de dolor tener que dejar morir a Gemera, una gata joven y fuerte que por lo demás está perfectamente sana y animada, que se ha vuelto cariñosa y te persigue por la casa para que le hagas mimos, por no poder pagar una operación que solucionaría su problema.

Confiamos en vuestras donaciones; por pequeñas que sean, muchos granitos de arena hacen una playa. Podemos proporcionar las facturas del Hospital Veterinario de Zaragoza, y quien quiera puede conocer a Gemera en Zaragoza.

Los fondos recaudados cubrirían la operación que está por venir, los gastos de las operaciones pasadas y medicación, que han sido:

Añado escaneadas las facturas que tengo a mano.

Agradecemos vuestros donativos y difusión; ¡entre todos podemos salvar a Gemera!