El Dr. Perdomo necesita nuestra ayuda

Mi nombre es José Perdomo, soy médico de profesión y vocación. Durante décadas, he dedicado mi vida a sanar, aliviar el dolor y acompañar a mis pacientes con amor y entrega.

Pero hoy, soy yo quien necesita ayuda.

Hace dos años, enfrenté una dura batalla contra el cáncer de próstata. Agradezco a Dios que logré superarlo con éxito tras una cirugía radical. Sin embargo, mi lucha no terminó ahí. Tras la operación, desarrollé una complicación que afectó mi capacidad para orinar con normalidad, lo que me llevó a someterme a una nueva cirugía.

Desde entonces, mi vida se ha convertido en un calvario. Un mes después de la intervención, comencé a experimentar dolores insoportables desde la zona lumbar hasta la sacroilíaca. He visitado neurocirujanos, traumatólogos, fisioterapeutas, ortopedistas, quiroprácticos, acupunturistas y expertos en terapia del dolor. Me he sometido a radiografías, resonancias y múltiples exámenes, pero nadie encuentra la causa exacta de mi sufrimiento.

Hoy, a mis 71 años, mi calidad de vida se ha deteriorado hasta el punto de no poder trabajar ni atender pacientes. El dolor me consume día y noche, y solo logro mitigarlo con analgésicos y opioides.

Pero aún hay esperanza. Después de tantas consultas, los especialistas han determinado que un procedimiento de destrucción de las hernias discales con ozonoterapia podría devolverme la movilidad y la paz que tanto anhelo. El problema es que el tratamiento cuesta aproximadamente $12,000 dólares, una cantidad que no tengo después de años de lucha y gastos médicos.

No quiero vivir mi vejez atado al sufrimiento. Quiero recuperar mi dignidad, mi salud y mi propósito.

Hoy, humildemente, les pido su apoyo. Cualquier aporte, por pequeño que sea, me acercará a la posibilidad de vivir sin dolor y volver a hacer lo que más amo: ayudar a los demás.

Si está en sus manos ayudarme pueden hacerlo por acá. Y si no pueden donar, les ruego que compartan mi historia para que llegue a más personas.

Desde lo más profundo de mi corazón, ¡gracias!

Que Dios los bendiga.