
Ayúdame a denunciar la endogamia universitaria
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PRESENTACIÓN
Me llamo Daniel Martín, tengo 36 años y actualmente soy profesor en una universidad pública. Para alcanzar este puesto, he pasado 18 años formándome en la universidad y trabajando como investigador y docente, impartiendo decenas de asignaturas en universidades públicas con sueldos precarios y contratos temporales.

Como ocurre con la mayoría de investigadores jóvenes, mi contrato predoctoral rondaba los 900 € mensuales y los contratos postdoctorales los 1500 €, pero la mayoría eran tan breves que mi sueldo medio era muy inferior: he tenido contratos de uno, dos o tres meses, después de los cuales lo normal ha sido encontrarme desempleado. No he tenido un contrato indefinido hasta este mismo año.
Esta temporalidad ha supuesto tener que mudarme de ciudad cada muy poco tiempo, pagando alquileres abusivos y viajando con dificultad por falta de recursos.
Además, mi trabajo ha solido ocupar todo mi tiempo de ocio, dado que cambiaba de universidad cada poco tiempo, muchas veces sin poder ver los frutos de mi esfuerzo, pues me despedían durante los periodos de exámenes y vacaciones para ahorrar dinero.
Esto no me diferencia de muchos investigadores de este país, a quienes se nos concibe como “jóvenes” hasta los 40 años, como si posponer nuestro proyecto de vida fuera el precio que tenemos que pagar por dedicarnos a la educación superior.
No cuento esto para que nadie se compadezca, pues seguiría dedicándome a la educación en cualquier situación: fuera rico o pobre, estuviésemos en guerra o me tocara la lotería. Pero quiero que sean conscientes de cómo esto influye en un problema sistémico, que es la endogamia, y me ayuden a combatirlo.
Aunque mi lucha sea pequeña, mi esperanza es sentar un precedente que pueda resultar de utilidad para otras personas, aprovechando la experiencia adquirida en estos años, y poder animar a las nuevas generaciones para que también pidan ayuda y mejoremos la universidad pública entre todos.
RECURSOS Y JUICIOS CONTRA LA UNIVERSIDAD
Desde que terminé la tesis, me he presentado a decenas de plazas en departamentos de toda España, muchas de las cuales he perdido contra candidatos locales que tenían peor currículum. En todos los casos, estos candidatos tenían lazos previos con los miembros de las comisiones que juzgaban las plazas. Este fenómeno se conoce como endogamia y está muy extendido.
Tengan en cuenta que, después culminar la tesis doctoral, los investigadores no suelen concursar por plazas indefinidas, sino temporales, de entre 2 y 5 años, cuyo salario medio es parecido al que he citado antes.
A ello se suma que hay mucha competencia y pocos puestos de trabajo: los menores de 35 años ocupan sólo el 7,5 % de la plantilla de las universidades públicas. La edad media de los profesores funcionarios roza los 56 años.
He perdido muchas plazas contra candidatos que no tenían ninguna publicación, contra hijos de profesores y hasta contra plagiadores, sin que me haya servido de mucho tener dos carreras, dos másteres, un grado profesional, un doctorado, varias estancias en el extranjero, decenas de artículos publicados en revistas científicas, congresos por medio mundo, docencia en varias universidades y varios premios de investigación nacionales e internacionales.
He pasado varios años de mi vida redactando recursos de alzada contra estos procesos, cada uno de los cuales me ha llevado muchas horas de trabajo para analizar los expedientes y ofrecer mis argumentos por escrito, todo ello sabiendo que me enfrentaba a personas que podrán influir en mi vida académica en el futuro.
En España, esto ocurre con tanta frecuencia que las comisiones suelen sentirse impunes para tomar cualquier decisión, detentando un poder sobre los candidatos más jóvenes que, en la mayoría de los casos, les disuade de intentar reclamar sus derechos.
Pero incluso si uno decide hacerlo, lo más normal es que no consiga nada y se agote la vía administrativa después de varios meses, dejando como única opción llevar el caso a los juzgados.
Entonces comienza la peor parte. Para empezar, los plazos son breves y contratar a un abogado cuesta mucho dinero, algo que no siempre se pueden permitir los candidatos, que no suelen tener un trabajo fijo.
Además, encontrar a un abogado que conozca estos procesos, en ciudades donde no conoces a nadie, no es sencillo, menos aún cuando las universidades disponen de unos imponentes servicios jurídicos que conocen cada resquicio legal.
Pero incluso si superas este primer escollo, aún debes enfrentarte a nuevos problemas: el juicio tardará varios años en salir, mientras tú sigues en el desempleo, y no está garantizado que los jueces vayan a tomarse tu caso en serio. La mayoría de jueces ni siquiera entiende cómo funcionan estos procesos, ni tienen recursos para formarse, de modo que suelen inclinarse por dejar las cosas como están, utilizando de un modo perverso la presunción de inocencia.
Esto te deja como última opción elevar el caso al Tribunal Superior de Justicia correspondiente, pero entonces debes volver a contratar los servicios de un abogado y seguir sumando años de espera hasta que tu caso se resuelva.
En total, habrán pasado entre tres y cinco años, que es el tiempo que suelen durar los contratos, así que no sería extraño que ganases una plaza que ya no existe, como ha ocurrido en varias ocasiones.
Pero cuando uno cree haberlo visto todo, el sistema jurídico nos trae nuevas sorpresas: ahora hemos descubierto que también pueden cobrarte por ejercer tus derechos. En el último juicio al que me he enfrentado, la Universidad de Granada me ha pedido más de 2.000 € por las costas de una pantomima de juicio en el que, propiamente, no se investigó nada, en un caso del que no me constan precedentes hasta ahora.
EXPLICO MIS DENUNCIAS
Esta es la razón de que me haya animado a solicitar ayuda económica para asumir los gastos de tres procesos que he iniciado en los últimos años: uno contra la Universidad de Granada, otro contra la Universidad Autónoma de Madrid y un tercero contra la Universidad de Murcia.
Aunque ahora tengo un empleo estable y no aspiro a ninguna compensación, mi idea es continuar con estos juicios y que haya sentencias firmes para visibilizar este problema y poder ayudar a otras personas.
Para ello, te explico a continuación las tres denuncias que llevo entre manos. Aunque los gastos son incalculables, una estimación conservadora supone un mínimo de 2.000 € por juicio:
1. Contra la Universidad Autónoma de Madrid:
A mediados de 2024 gané un juicio que inicié en el año 2021 por una plaza que se otorgó al hijo de un profesor. Para ello pasé por todos los procesos: recurso de alzada, juicio en primera instancia, que perdí, y denuncia ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), que me dio la razón.
La sentencia del TSJM es demoledora. Queda probado que la comisión inventó las puntuaciones de los candidatos de una plaza pública, hasta el punto de que llegó a baremar a candidatos que no habían presentado la documentación. El caso salió en la prensa y se puede leer aquí:
https://www.eldiario.es/sociedad/justicia-anula-plaza-concedida-profesor-departamento-ejerce-padre-universidad-madrilena_1_11364890.html
Después de esta sentencia, que anulaba el proceso y obligaba a la universidad a volver a valorar a los candidatos, la Universidad Autónoma de Madrid decidió convocar al mismo tribunal, que como era previsible volvió a dar la plaza a la misma persona.
Para ello, esta comisión se limitó a crear un baremo ad hoc, que a nuestro juicio no acata como debiera la sentencia del TSJM, como he contado con detalle en la red social X (Twitter):
2. Contra la Universidad de Granada:
En el año 2022 obtuve un contrato de Profesor Ayudante Doctor (5 años). Fue una sorpresa, porque gané a la candidata local, pero esta inició un proceso kafkiano en el que se obligó a la comisión a rectificar.
Para ello, la candidata local puso una reclamación en el último día de plazo, alegando supuestos errores de criterio que sólo pidió corregir en mi caso, aunque estos criterios se habían aplicado a todos por igual.
Desde los servicios jurídicos de la universidad me negaron la opción de contra-reclamar nada alegando que no había reclamado contra mi propia plaza, aunque me limitase a pedir que se aplicasen los mismos criterios a todos.
Como resultado de esas revisiones, me bajaron la puntuación solo a mí y me despidieron, así que me encontré en el paro después de haber rechazado otras plazas en otras universidades (quién sabe si para iniciar nuevos procesos).
Así que decidí llevarlo a juicio con la única intención de que se aplicaran los mismos criterios a todos.
Sin embargo, la propia candidata local puso una denuncia preventiva y la jueza decidió que no había motivos para iniciar una investigación: no se hizo ninguna comprobación sobre mi denuncia.
No contenta con esto, la jueza nos condenó a pagar las costas del juicio, quedando por definir la cuantía. He conocido decenas de denuncias contra la universidad y es la primera vez que veo algo así.
Pues bien, dos años después, la Universidad de Granada, tras haber permitido que me despidieran tras firmar un contrato para 5 años, intentó exigirme más de 2.000 € por ejercer mis derechos. Después de reclamar esta suma, la propia jueza ha reconocido que es una cantidad abusiva y han bajado la cifra a 900 €.
3. Contra la Universidad de Murcia:
Sobre esta plaza debo ser prudente, pues aún no se ha celebrado el juicio, pero se trata de un caso de la máxima gravedad que denuncié en el año 2020.
Se trata de un caso de endogamia mezclado con un caso de plagio que puse en conocimiento de la universidad, no sólo en mi recurso de alzada, sino también en Inspección de Servicios.
Además de las irregularidades habituales a la hora de aplicar los criterios de baremación, encontré varias decenas de plagios en las publicaciones del candidato que obtuvo la plaza. Pero la universidad decidió no tomar medidas.
El juicio se celebrará en el año 2025.
SOLICITO VUESTRA AYUDA
Solicito tu apoyo económico para asumir los gastos de estos juicios y poder continuar exigiendo a las universidades que cumplan su obligación. Lo más urgente es pagar las costas de la Universidad de Granada, pero también me gustaría continuar con los juicios contra la Universidad de Murcia y la Universidad Autónoma de Madrid.
Solicito esta ayuda porque no tengo nada que ganar a título personal: todos estos concursos pertenecen a plazas temporales que no me interesan, pero constituyen una oportunidad única para dar visibilidad a esta situación y sentar nuevos precedentes que ayuden a las personas que vienen detrás de mí: estudiantes de máster, doctorandos y jóvenes doctores.
Entre las decenas de casos que he conocido, estos tres podrían ser relevantes por tres motivos:
(1) El caso de la Universidad Autónoma de Madrid ha supuesto una gran victoria tras la sentencia del TSJM, pero necesitamos demostrar que la universidad no ha acatado la sentencia, presuntamente con la intención de beneficiar al hijo de un profesor. Esto nos servirá para lanzar un claro mensaje a la universidad y a la sociedad, pues ha quedado probado que ni siquiera con una sentencia demoledora como esta se ha menoscabado su sentimiento de impunidad.
(2) El caso de la Universidad de Granada servirá ante todo para visualizar una de las sentencias más insólitas e injustas que conozco, que no debería volver a repetirse, pues va a suponer una importante barrera disuasoria contra quienes se planteen ejercer sus derechos; el hecho de que la universidad haya intentado encarnizarse con un profesor al que había despedido injustamente, haciéndole pagar más de 2.000 € por intentar denunciar la endogamia, es la prueba más elocuente que tenemos de las dificultades que se ponen en este país a quienes intentamos denunciar las prácticas corruptas.
(3) El caso de la Universidad de Murcia, que pronto se celebrará y podría requerir nuevas denuncias, servirá para visualizar y combatir uno de los problemas más graves de la vida académica, como es el plagio, así como la falta de acción por parte de la universidad, que conoce desde hace años este caso y no ha tomado ninguna medida.
Si me dais vuestro apoyo, me comprometo a seguir con estos casos con los que ya no espero obtener ningún beneficio personal, pero sí la satisfacción de haber intentado mejorar las cosas con el apoyo de la sociedad, para que entre todos podamos construir una universidad más justa.
Organizer
Daniel Martin Saez
Organizer
Salamanca, CL