Hace unos días fui con mis hijas a las jornadas de puertas abiertas de un instituto al que les gustaría ir el curso que viene. Como no tenemos coche, recurrimos a los servicios de una de esas empresas cuyo nombre prefiero no mencionar por los motivos que voy a contar a continuación. El viaje fue muy agradable, el conductor muy buena gente. Al oírnos hablar en español nos preguntó de dónde éramos, le conté que de España y él nos contó que había llegado a Canadá hace menos de un año.

Tal como imaginábamos, había muchísima gente en el instituto, así que pedí al conductor que aparcara donde pudiera sin necesidad de dejarnos en la misma puerta. Abrí con cuidado la puerta para salir y un coche que venía por detrás aceleró de repente y no solo se comió la puerta sino que el golpe le arrancó una pieza de su coche (creo que un embellecedor de encima de la rueda, pero no estoy seguro porque era de noche y todo ocurrió muy rápido). El tipo fue bastante maleducado y el conductor que nos había llevado me dijo que no me preocupara, que me encargara de mis hijas y que él hablaría con “su empresa” para explicar lo que había sucedido. Le di mi número de teléfono por si necesitaba algo y fui con mis hijas a las jornadas, aunque ellas no las pudieron disfrutar del todo por los nervios de recordar el accidente y los gritos del otro conductor.

Al día siguiente recibí una llamada de la empresa preguntándome qué sucedió. Le explico que, según mi punto de vista, un accidente como ese no podría suceder si el otro coche no hubiera ido tan rápido, lo cual no es solo temerario sino también ilegal ya que se encontraba dentro de un recinto escolar. Les pregunto si tengo que pagar algo y me cuentan que no, que la empresa se encarga de todos los gastos. Le comento que por qué tiene la empresa (o sea, mi conductor) que pagar nada si fue negligencia del otro conductor y me responden que no me preocupe, que ellos se encargan de aclarar todo. Le comento también qué le digo al conductor en caso de que se ponga en contacto conmigo y me explica que el conductor no debería hacer eso y que, si lo hace, le recuerde que su deber es contactar con ellos directamente.

Me quedé bastante mosca con todo lo que me contaron, la verdad. Entonces me llamó el conductor que nos llevó al instituto pidiéndome ayuda porque el seguro ha decidido que fue culpa suya por aparcar en un lugar sin señalizar: tiene que pagar $2500 de franquicia + impuestos, lo que hace un total de casi $3000. Además, el seguro del coche en Ontario cuesta, de media, unos $200 mensuales (más caro aún si tienes pocos años de experiencia como conductor en Ontario) y este accidente hará que dicha cuota mensual se incremente. Me envió captura de pantalla de lo que le habían dicho a él y para confirmar que no se lo estaba inventando. Le dije que haría lo que pudiera, pero que su empresa me había pedido que le dijera que no se pusiera en contacto conmigo. “Sé que me la juego al llamarte”, me dijo, “pero me acordé de que tus hijas y tú sois de España y quizás podrías entenderme mejor porque no soy el primer emigrante al que esta empresa no defiende. Y no solo no tengo ese dinero, sino que si no lo pago me quedo sin trabajo”.

Al día siguiente me llamaron del seguro para confirmar que ni mis hijas ni yo habíamos sufrido daño alguno y que por tanto podían cerrar el caso. Sin decir nada de que el conductor me había llamado, les pregunté si habían confirmado que el accidente fue culpa del otro tipo. Muy amablemente me dijeron que no, que los peritos habían determinado que el conductor de la empresa era responsable y tenía que pagar, pero que “ellos se encargaban de todo”. Como quien no quiere la cosa comenté “ah, está bien saber que el seguro de esta empresa no tiene franquicia con sus empleados” y entonces el del seguro se puso un poco nervioso y me dijo que bueno, que ejem, que claro que el conductor tendría que pagar franquicia. “Pero usted me acaba de decir que el seguro se encargaba de todo”, le dije. “Y como usuario de esta empresa me parece injusto que la persona que se encarga de asegurar que mis hijas y yo lleguemos a salvo a nuestro destino tenga que pagar una cantidad que no le corresponde porque la culpa fue de quien venía por detrás a una velocidad no adecuada dentro de un recinto escolar”. Me dijo que bueno, que esas eran las normas y tenían que seguirlas y me despidió cortésmente.

Así que me fui al instituto por mi cuenta a preguntarles si tenían cámaras en el exterior que pudieran haber grabado el accidente. Desgraciadamente no las tenían, pero hice unas fotos con el móvil para explicarle al seguro que el otro coche tenía espacio de sobra si hubiera circulado a una velocidad normal. Les escribí enviando dichas fotos, pero no he sabido nada de ellos.

No tengo, por tanto, muchas esperanzas de que nos den la razón, así que he organizado este crowdfunding para ayudar al conductor de dicha empresa. Empresa cuyo nombre seguro que sospecháis, pero que prefiero no decir para evitarle más problemas al pobre conductor en caso de que descubran que ha hablado conmigo. Es por eso, de hecho, que tampoco pongo por aquí su nombre.

Os he puesto capturas del mensaje que me envió el conductor y del correo que he enviado al seguro, así como las imágenes que adjunté a dicho correo. No tengo muchas esperanzas de que me contesten, pero al menos lo he intentado.

Muchísimas gracias de corazón por vuestra ayuda. El objetivo son $3000, pero ojalá podamos conseguir incluso un poco más para ayudarle con la nueva cuota mensual del seguro. Incluso si no podéis contribuir, os agradecería muchísimo que ayudarais a difundir. Un abrazo de corazón a todo el mundo.