Soy Ana Margarita Rodríguez Lluis, tengo 62 años y esta es mi historia contra el cancer:

Hace dos años recibí un diagnóstico que cambió mi vida y la de mi hija: un tumor en el colon. En Cuba enfrenté quimioterapia, radioterapia y una cirugía en medio de un sistema de salud precario. Con fe, fortaleza y esperanza logré superar aquella dura batalla después de meses de dolor y sufrimiento de la enfermedad y la complicada cirugía que me realizaron. Gracias a Dios, que me acompañó en esa batalla, pude salir victoriosa. Mi hija en ese entonces vivía en México y tuvo que regresar a cuidarme después de dos años de separación, lo cual me hizo extremadamente feliz, a pesar de la dura circunstancia de salud que estaba atravesando.

Gracias a Dios, me curé y mi hija pudo volver a México a enfocarse en su negocio para poder llevarme a vivir con ella en México, y después de una larga y dolorosa separación, finalmente pude cumplir mi sueño y reunirme con mi hija en Mérida, México. Volver a abrazarla, vivir con ella y compartir la vida en libertad fue un regalo inmenso. Cuatro meses de paz y felicidad nos recordaron que, tras tanto sufrimiento, aún era posible sonreír.

Sin embargo, hoy la vida nos pone otra dura prueba. Después de 4 maravillosos meses en Mérida con mi hija, en septiembre de 2025, tras unos desfavorables estudios clínicos que me llevaron al hospital de emergencia, me diagnosticaron "leucemia mieloide aguda", un cáncer muy fuerte que afecta a la médula ósea y la sangre.

Por mis antecedentes clínicos, no califico para un seguro de gastos médicos y en México la salud es muy costosa. Solo el primer día de urgencias en un hospital privado, en menos de 18 horas, los gastos ascendieron a $51,000 pesos mexicanos. Actualmente estoy en un hospital público, donde me han ofrecido una gran ayuda y atención, pero aún hay muchos medicamentos y necesidades que cubrir.

Estuve 30 días internada gravemente en el hospital, donde me suministraron un radical tratamiento de quimioterapia durante 11 días, durante los cuales desafortunadamente casi perdí la vida. Los pronósticos no han sido favorables a pesar de mi lucha contra esta enfermedad.

Hoy me encuentro fuera del hospital en cuidados paliativos, luchando diariamente con todos los efectos negativos de esta enfermedad, en la que ya existe una fuerte afectación en mis pulmones, por lo que requiero varios medicamentos, traslados al hospital en ambulancia y equipamiento, medicamentos y atención médica.

Desafortunadamente, el cáncer no solo afecta al paciente, sino también a las personas alrededor y, por supuesto, también a la cuidadora, que en este caso ha sido mi hija Salma, que ha estado a mi lado las 24 horas del día, cuidándome con todo su amor, lo que le ha impedido continuar trabajando en su negocio para enfocarse en atenderme. Mi hija ha hecho todo lo posible para afrontar mi complicada situación de salud con sus propios medios hasta este punto en que cada vez se vuelve más complicada.

Por eso recurrimos a su apoyo; cada peso, cada oración y cada palabra de aliento cuentan más de lo que imaginas. ❤️

De corazón, gracias por estar con nosotras en esta batalla.