¿QUIÉN ERES?
¡Hola! mi nombre es Manuela Díaz. He sido jugadora de bádminton toda mi vida, desde pequeña, he jugado en varios equipos dentro y fuera de España, he sido campeona de España Absoluto en dos ocasiones y he subido al pódium en muchísimos máster nacionales y campeonatos de Andalucía.
Estudié la licenciatura de Educación Física y me formé como entrenadora de bádminton. Hace siete años fundé mi propio club de bádminton, un espacio donde intento transmitir a mis jugadores todos los valores que el deporte me ha enseñado: respeto, constancia, humildad, compañerismo y superación. Lo que más me llena es verlos crecer dentro y fuera de la pista, acompañarlos mientras se convierten en buenas personas y buenos jugadores.
Toda mi vida ha girado en torno al deporte.
¿CÓMO TE HA AFECTADO FÍSICAMENTE TU TRAYECTORIA COMPETITIVA?
Bastante. He sido jugadora profesional de bádminton durante más de 20 años, y es un deporte muy exigente. Han sido muchos años compitiendo a alto nivel, encadenando torneos, entrenamientos intensos, y muchas veces llevando el cuerpo al límite.
Cuando estás dentro de la competición, no eres del todo consciente de los riesgos; solo piensas en superarte y seguir adelante. Con el tiempo aprendes que solo tenemos un cuerpo, y debemos cuidarlo y visibilizar más la importancia de hacerlo, incluso en el alto rendimiento.
Respondiendo a la pregunta, desde hace cuatro años convivo con dos hernias discales que han ido limitando mi vida cada vez más. A día de hoy se han convertido en dos discopatías con estenosis de canal y compromiso con ambas raíces nerviosas. El primer cirujano que visité se sorprendió de que llegara andando de esa manera a la consulta, tras haber visto mi resonancia. Y otro se quedó impactadísimo diciendo que nunca había visto una resonancia igual.
¿SÍNTOMAS?
El dolor es constante. No puedo flexionar la columna ¡y no sabéis la de actividades que implican este gesto! Desde hacer la cama, poner una lavadora.. jugar con mis sobrinos.. No es no poder jugar a bádminton… es no poder llevar una vida normal.
No puedo estar sentada mucho rato, y levantarme después de la inactividad se convierte en todo un reto. Despertarme es el peor momento: siento como si mi espalda no pudiera soportar mi propio peso. Hay días que necesito ayuda para ponerme los calcetines… es un infierno.
¿SOLUCIONES?
En la sanidad pública me aconsejan la cirugía de fijación de vértebras, pero al ser dos niveles, perdería gran parte de la movilidad y, además, la vértebra superior acabaría sufriendo al recibir todo el impacto. No podría levantar cargas y tampoco me aseguran que el dolor desaparezca. Tendría rigidez lumbar… No podría volver a llevar una vida activa, ni mucho menos enseñar en pista.
He buscado otras soluciones más conservadoras: osteopatía, entrenamientos personalizados, bloqueo epidural con radiofrecuencia… pero el dolor persiste y la lesión sigue avanzando.
Cuando ya pensaba que no iba a encontrar solución, acudí a un neurocirujano de referencia que me propuso un camino diferente.
- En el nivel L5-S1 habría que poner una fijación porque la degeneración está muy avanzada.
- Pero en el nivel superior aún estoy a tiempo de hacerme una sustitución del disco degenerado, que me permitiría recuperar movilidad, mejorar calidad de vida, espero que reducir gran parte del dolor, y volver a trabajar con mis jugadores.
Es la única solución que he encontrado para recuperar mi salud, y continuar aportando al deporte que ha sido mi vida.
¿POR QUÉ ESTAS PUBLICANDO ESTA CAMPAÑA?
Porque el coste de la intervención es de 31.200 €, y es imposible para mí asumir esta cantidad y en tan poco tiempo. Tengo 11.000 euros ahorrados, pero necesito aumentar esa cifra.
Me gustaría operarme el 19 de enero, porque si esperamos más, la lesión seguiría agravándose y ya no sería posible hacer la sustitución del disco superior.
¿CÓMO PUEDES AYUDAR?
Aportando lo que puedas, por pequeño que sea.
Compartiendo esta campaña con tus contactos, clubes, medios deportivos…
Difundiendo mi historia entre deportistas, amantes del bádminton y de la vida en general.
Muchísimas gracias de corazón.
