Donativo protegido
Hola, mi nombre es José María Deras Bonilla, pero todos los que me conocen me llaman con cariño Chema. Hoy quiero abrir mi corazón y compartir contigo no solo mi historia, sino también mi mayor batalla: una lucha por mi vida, una lucha que no puedo pelear solo. Tengo 46 años y soy padre de tres tesoros que son la razón de cada respiro, cada intento, y cada lágrima: José María (26), Isabella (20), y José Matthias (3). Ellos son mi fuerza, mi motor, y mi más grande motivación para no rendirme.
El Inicio de Todo
En febrero de 2025, en mi querido Honduras, comenzaron unos dolores extraños en mi abdomen. Al principio, pensé que sería algo pasajero. Pero los días pasaban, y el dolor se volvía cada vez más fuerte, más persistente, más desesperante. Fui de médico en médico, buscando respuestas, pero parecía que ninguna llegaba. Fue entonces, por obra de Dios, que conocí a una doctora que decidió no darse por vencida conmigo. Ella se comprometió a llegar hasta el fondo y ayudarme.
Después de una serie de estudios, se descubrió una masa en mi páncreas y múltiples lesiones en el hígado. El dolor no sólo persistía, sino que se volvía cada vez más insoportable. Y como suele ocurrir en muchos países como el mío, las limitaciones del sistema de salud no me permitieron seguir investigando más. Me enfrentaba a una pared: sabía que algo muy grave estaba pasando en mi cuerpo, pero no podía acceder a los medios necesarios para confirmar qué era y, menos aún, para tratarlo.
Un Viaje de Esperanza
Con la ayuda de familiares, amigos, médicos y sobre todo, con una Fe inquebrantable en Dios, emprendimos un nuevo camino: buscar atención médica en Estados Unidos. Fue un paso gigante, pero necesario. No tenía otra opción si quería seguir viendo crecer a mi hijo menor, abrazar a mi hija en sus triunfos o conversar con mi hijo mayor como tantas veces lo hacemos.
Finalmente, el 17 de abril de 2025, llegó la noticia que cambió todo: un tumor en el páncreas, consistente con un adenocarcinoma de tipo escamoso, una forma poco común y agresiva de cáncer. Días después, recibimos la segunda parte del diagnóstico: lesiones en el hígado con carcinoma moderado a pobremente diferenciado. Dos palabras que lo dicen todo: cáncer maligno.
Vivir con Dolor
Lo que antes eran noches de incomodidad, se convirtieron en días enteros de dolor constante. Llegó un punto en que ni siquiera la morfina lograba calmar el sufrimiento. Pasé cinco días en la sala de emergencias, aferrado a la esperanza, tratando de aguantar. Es difícil describir lo que significa vivir con dolor las 24 horas del día. Es como si el cuerpo gritara por dentro, pero tú tuvieras que seguir sonriendo para no preocupar a quienes amas.
Aún No Me Rindo
Con el diagnóstico en mano, y con una determinación aún más fuerte, busqué las opciones disponibles. Fue así como llegué al UHealth Doral Medical Center, donde el Dr. José C. Suárez, oncólogo con gran experiencia, aceptó mi caso. Allí, comenzó una nueva etapa: el tratamiento. Una etapa donde cada minuto cuenta, donde cada dosis es una esperanza.
El tratamiento que estoy recibiendo se llama FOLFIRINOX, una combinación agresiva de medicamentos de quimioterapia. La primera sesión fue el 22 de mayo de 2025. En solo siete días, mi cuerpo había perdido 20 libras. Fue devastador. No puedo ni encontrar las palabras para explicar lo que viví. Pero aquí sigo. De pie. Agradecido con Dios. Y con una meta clara: VIVIR.
¿Qué Espero?
Mi plan médico consiste en 12 quimioterapias iniciales. Este proceso busca reducir el tamaño del tumor, eliminar las células cancerígenas y detener su propagación. Solo así, y si Dios lo permite, podré ser candidato a una o más cirugías que me permitan extraer el tumor del páncreas y las lesiones del hígado. Solo así podré decir que vencí al cáncer.
Cada sesión de quimioterapia tiene un costo aproximado de 70,000 dólares. Y aún no sabemos cuánto costarán los estudios posteriores o las cirugías necesarias. Cada centavo recaudado marca una diferencia entre la vida y la muerte. Entre continuar el tratamiento o interrumpirlo. Y eso es algo que no puedo permitirme.
¿Por Qué Te Necesito?
Te necesito porque este no es un camino que pueda recorrer solo. Te necesito porque cada gesto, cada donación, cada oración, me da vida. Porque hay tres seres humanos que todavía me necesitan como papá. Porque aún tengo sueños, proyectos, ilusiones. Porque mi vida tiene valor. Porque quiero vivir. Y quiero que tú formes parte de este milagro.
No te estoy pidiendo que me des lo que no tienes. Te pido que, si puedes, me ayudes a continuar luchando. Que si está en tus posibilidades, hagas una donación. Cualquier monto. No importa el tamaño de la ayuda, lo que cuenta es el amor con el que se da. Si no puedes donar, tal vez puedas compartir esta historia. Tal vez puedas rezar por mí. Todo cuenta.
Soy Más que un Diagnóstico
Soy más que un paciente con cáncer. Soy padre, soy hermano, soy amigo. He sido hijo, compañero, mentor. He vivido, he amado, he servido. Y aún tengo tanto por dar. Hoy me toca pedir ayuda, y créeme, no es fácil. Pero la vida me ha enseñado que la humildad es también un acto de valentía.
Estoy luchando no solo por mí, sino por cada persona que me ama y por cada persona que cree que los milagros existen. Porque si tú estás leyendo esto, ya eres parte de esta historia. Una historia de dolor, sí, pero también de esperanza, de lucha, de fe.
A Ti, Que Me Lees
A ti que te tomaste el tiempo de conocer mi historia, gracias. Tal vez no me conoces personalmente, pero te aseguro que el bien que hagas por mí se multiplicará en bendiciones para ti. Tú puedes ser parte de un milagro. Tú puedes ayudarme a vivir.
A veces, creemos que para cambiar el mundo necesitamos hacer cosas extraordinarias. Pero basta un gesto, una decisión, un paso de fe. Apoyar una causa como la mía no solo es ayudarme a mí, es también un acto de amor profundo hacia la vida misma.
No hay forma de explicar lo que se siente cuando alguien te extiende la mano sin pedir nada a cambio. Cuando alguien cree en ti, incluso cuando tu cuerpo está débil. Cuando la solidaridad se convierte en medicina para el alma.
¿Cómo Puedes Ayudar?
Donando la cantidad que esté en tu corazón y tus posibilidades. Cada dólar es un rayo de esperanza.
Compartiendo esta historia en tus redes sociales, por correo, por mensaje. Tal vez alguien en tu red quiera ayudar.
Orando por mí. Sé que Dios escucha. Lo he sentido en los momentos más duros. Ayúdame a seguir teniendo fe.
Organizando eventos solidarios o unirte a campañas que amigos y familia puedan hacer para esta causa.
Haciendo voluntariado, ayudando a difundir esta historia en tu comunidad, en tu iglesia, en tu entorno.
La Esperanza Sigue Viva
Hoy es lunes 2 de junio de 2025. A pesar de todo lo que he vivido, mi corazón está lleno de gratitud. No por la enfermedad, sino por el amor que me rodea. Por las oportunidades que aún tengo. Por los mensajes, las oraciones, los abrazos, las lágrimas compartidas. Gracias por acompañarme.
Gracias por mantenerme fuerte en espíritu, fuerte en fe, fuerte en esperanza. Porque al final del día, eso es lo que cuenta. Esa es mi mayor medicina. Esa es mi motivación para seguir adelante.
No sé qué pasará mañana. Pero hoy, tengo la certeza de que no estoy solo. Que hay personas como tú, con corazones generosos, dispuestas a darme una oportunidad más.
Y eso, eso lo es todo.
¿Quieres Ser Parte de Este Milagro?
Haz tu donación a través de GoFundMe
Chema necesita vivir. Chema necesita tu ayuda.
Por favor, comparte esta historia. Ora por mí. Dona si puedes. Sé parte de algo más grande. Ayúdanos a vencer al cáncer.
Organizador
Jose Maria Deras Bonilla
Organizador
Cutler Bay, FL