Adiós a nuestra amada Nonna Ida

Hoy, el 15 de abril de 2024, nos despedimos de Ida, una mujer extraordinaria que dejó una marca imborrable en nuestras vidas. Ida fue mucho más que una matriarca, era la columna vertebral de nuestra familia, una cocinera incomparable, una madre amorosa y una abuela dedicada. Su bondad y generosidad tocaron innumerables corazones, y aunque su presencia física ya no esté con nosotros, su legado perdurará para siempre en nuestros recuerdos y en nuestros corazones.

Su partida fue repentina y nos ha dejado sumidos en una profunda tristeza, enfrentándonos no solo al dolor emocional, sino también a la carga económica de los gastos funerarios y clínicos que conlleva, siendo estos muy elevados en Venezuela.

Para honrar la memoria de nuestra amada nonna y aliviar el peso financiero que enfrentamos, la familia Pavone solicita tu ayuda y apoyo generoso en este momento tan difícil.

Antes de compartir contigo nuestra solicitud, permíteme compartir un poco sobre la vida de Ida.

Nacida en Abruzzo, Italia, Ida Petrucci de Pavone emprendió un viaje audaz a una edad temprana en busca de un futuro mejor y del amor de su vida, Domenico. Con valentía, dejó su tierra natal para establecerse en Caracas, Venezuela, sin conocer el idioma ni saber qué depararía el destino, pero con la determinación de construir un hogar y una familia feliz. Junto a Domenico, criaron a tres hijos maravillosos: Luciano, Gianni y José, quienes llenaron su hogar con risas y amor. De este vínculo familiar surgieron nietos que adoraban a su nonna y que continuaron cuidándola y amándola hasta su último día.

Ida era conocida por sus deliciosas pastas caseras, una habilidad culinaria que heredó de sus raíces italianas y que compartió generosamente con su familia y amigos. Su cocina era un lugar de encuentro donde se celebraban no solo los sabores exquisitos, sino también el amor y la conexión entre seres queridos.

Además de su talento culinario, Ida poseía un gran sentido del humor que iluminaba cualquier habitación en la que entraba. Nunca perdió su característico acento italiano, pero amaba Venezuela con la pasión de alguien nacido y criado en allí. A pesar de las dificultades y la crisis económica que azotó al país en los últimos años, Ida se negó rotundamente a abandonar su hogar, porque para ella, Venezuela era más que un lugar, era su casa. Solía decir que "no había clima como el calorcito venezolano", y su amor por la tierra que la acogió era palpable en cada gesto y cada palabra.

Cualquier contribución que puedas brindar será profundamente apreciada y nos ayudará a honrar la memoria de Ida de una manera digna de su legado. Agradecemos de todo corazón tu generosidad y solidaridad en este momento tan doloroso para nuestra familia.