Tratamiento Leucemia Jaime Calderín

Si hace unos meses atrás me hubieras pedido me describiera a sí mismo, seguramente hubiese empezado por decir que a mis 39 años la vida me sonreía, mi futuro estaba abierto y lleno de oportunidades, con un excelente trabajo y buena posición con expectativas y altas probabilidades de continuar creciendo profesionalmente, padre de dos hijos varones encantadores de 17 y 9 años, numerosas amistades y una vida social excelente… en fin, viviendo a plenitud y con un cuadro prometedor.

Claro, ya en mi cuerpo había una cierta incomodidad, era algo extraño, pero no hice caso porque yo era un hombre fuerte de salud que tenía una buena alimentación y me ejercitaba cinco (5) días a la semana, simplemente continué viviendo como siempre lo hacía.

En abril de 2015 me llegó a mi vida un huésped inesperado que se dejó sentir en la forma de “un dolor horrible en el centro de mi pecho”. Preocupado de que fuera una enfermedad cardiovascular fui al Hospital San Pablo de Bayamón, Puerto Rico (PR) y allí el internista de turno me ingresó aproximadamente por una semana y media para realizarme los estudios de rigor con la creencia de que eran problemas cardíacos, todos los análisis y estudios (del corazón) salieron bien, pero habían encontrado que mis glóbulos blancos y rojos estaban en niveles bajos, el medico me indicó que podía ser alguna inflamación en la tela que envuelve el musculo del corazón y provocaba que los conteos de glóbulos bajen. Luego de ese diagnostico (que me dejó totalmente confuso) este médico internista me da de alta, pero el dolor todavía estaba ahí, me recetó Toradol para el dolor.

Aún preocupado por mi salud y pensando que fuera alguna enfermedad cardíaca u otra cosa, continué buscando segundas opiniones, visité varios médicos (aparentemente mi corazón estaba muy bien) y entonces todos me diagnosticaron una Costochondritis.

¡¡¡Todos aquellos médicos se equivocaron!!!

Justo el día de los padres del 2015 en plena celebración familiar me comenzó nuevamente un dolor muy fuerte en el pecho (mucho pero mucho más del que usualmente me daba) y me llevaron al hospital Menonita del pueblo de Aibonito en PR donde me realizaron varios estudios médicos y análisis de sangre que indicaron niveles extremadamente bajos en mis plaquetas, glóbulos blancos, glóbulos rojos y la hemoglobina con una puntuación de 8.

Mi caso fue referido al hematólogo de aquel hospital en Aibonito, PR el cual me practicó una biopsia de Médula Ósea y diagnosticó que la misma estaba produciendo células inmaduras tipo B (era una Leucemia tipo ALL). El hematólogo consulto mi caso con un médico especialistas en este tipo de condición en la Unidad de Oncología del Hospital Universitario de Adultos en Río Piedras, Puerto Rico (UDH) y posteriormente refirió mi caso a dichas facilidades en donde al llegar me volvieron ha realizar dos biopsias de Médula Ósea y me confirmaron el tipo de enfermedad que estoy padeciendo actualmente. Al día siguiente me comenzaron un tratamiento agresivo con quimioterapias que duró aproximadamente un mes.

Al terminar la primera fase de quimioterapias y a 4 días de que me dieran de alta tuve una complicación en donde aparentemente mi hígado sufrió daño a consecuencia del tratamiento para mi enfermedad (efectos secundarios de las quimioterapias). Estuve hospitalizado dos semanas y media más para el tratamiento del hígado.

Al día de hoy continúo mi lucha contra este cáncer y sus complicaciones. En muchísimas ocasiones mi tratamiento en general se ve afectado por los altos costos / deducibles de procedimientos y medicamentos que ya no cubre mi plan médico. Actualmente no he podido volver al trabajo por lo débil que me encuentro debido al tratamiento y ya mis días de enfermedad acumulados en el trabajo se están agotando.

Honestamente les digo que jamás en mi vida pensé que una cosa así me tocaría vivir en carne propia, pero me ha tocado y ha sido un proceso muy difícil para mi familia, mis hijos y para mí. Lo que si me mantiene súper positivo a seguir mi lucha contra esta terrible enfermedad son mis hijos a los cual quiero tener la oportunidad de verlos crecer hasta que se conviertan en hombres hechos y derechos.

Muy respetuosamente, mi familia, mis hijos y yo estaremos enormemente agradecidos en la ayuda que me puedan brindar para poder vencer esta terrible enfermedad y poder pagar los deducibles de mi tratamiento que tanto necesito.

¡Nuevamente, mil gracias por el apoyo!

Cordialmente,

Jaime J. Calderín-Silva