Amigos y familiares,

Hoy me acerco a ustedes con el corazón destrozado. Mi hermano José Eduardo Buenrostro Vázquez partió de este mundo demasiado pronto, dejándonos un vacío imposible de llenar.

José no fue solo un hijo ejemplar, un padre amoroso, un hermano incondicional, un tío y primo querido; también fue un hombre luchador y trabajador, alguien que nunca se rindió ante las adversidades y que siempre dio lo mejor de sí para sacar adelante a los suyos.

Su partida nos duele profundamente, pero más allá de la tristeza enfrentamos ahora la dura realidad de no poder cumplir con uno de sus últimos deseos: descansar en su tierra natal, México, rodeado de su familia y raíces. El costo del traslado es muy alto, y lamentablemente no contamos con los recursos suficientes para lograrlo.

Hoy les pedimos, con toda humildad, que nos ayuden a que José regrese a casa. Cualquier aportación, por pequeña que parezca, será una luz de esperanza para que podamos darle el adiós que merece.

De corazón, gracias por acompañarnos con sus oraciones, por compartir este mensaje, y por todo el apoyo que puedan brindarnos en este momento tan difícil.

Que la memoria de José Eduardo viva en cada uno de nosotros como ejemplo de amor, esfuerzo y unión familiar.