Un Llamado al Corazón

Ayer la vida de mi hermana Bachi Solís y su familia cambió en cuestión de minutos.

El edificio donde vivían fue consumido por un incendio devastador, dejando a su paso solo cenizas y recuerdos materiales que ya no están.

Lo perdieron todo.

Hoy damos gracias a Dios porque sus vidas fueron protegidas, y eso es lo más valioso. Pero ahora enfrentan una dura realidad: comenzar desde cero, sin un techo seguro, sin ropa, sin sus pertenencias, con el peso emocional de haberlo perdido todo.

Queridos amigos, nadie está exento de una tragedia. Hoy es ella, mañana podría ser cualquiera de nosotros.

Por eso, te pido que abras tu corazón y, si está en tus posibilidades, extiendas tu mano con un aporte, por pequeño que sea.

Este no es solo un acto de ayuda, es una muestra de amor y humanidad, una manera de recordarle a Bachi y a su familia que no están solos, que la comunidad se une cuando alguien la necesita.

Cada aporte será un rayo de esperanza, una fuerza que les permitirá levantarse y reconstruir su hogar, su estabilidad y su tranquilidad.