Bailarina en Ámsterdam
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ESPAÑOL
Ahora me toca escribir ¡ Por fin ! Cuando era pequeña me encantaba redactar historietas y cuentos que nos mandaban en el cole. Ahora me mandan otra vez escribir una historia, sin embargo, esta vez me lo manda el corazón y no es una historieta cualquiera. Es mi propia historia.
De pequeña bailaba porque me daba la gana hacerlo y disfrutaba con cada sonido que producía el piano que había en el aula. Jamás pensé que bailar conducía a una profesión y una manera de vivir. Bailaba libremente y sin pensar por mucho tiempo en el futuro.
A los 12 años me marché a continuar mis estudios al Real Conservatorio Profesional de Danza "Mariemma" en Madrid. Después de haber nacido en una isla con el mar mediterráneo infinitamente azul siempre a mi vera, el contraste fue notable, pero no me afectó demasiado. Yo iba a bailar.
En ese momento de transición, cuando quizás toda niña estudiante de ballet habría decidido rotundamente que quería convertirse en bailarina profesional, en mi caso, no fue en absoluto así.
Yo no si quiera miraba videos de ballet, no sabía que había compañías de ballet, no sabía que una podia ser profesional, no entendía que para ser profesional había que trabajar muy intensamente. Estaba totalmente equivocada sobre el mundo de la danza. En esos momentos, la danza era para mi era disfrutar, sentir la música y simplemente bailar. Suena muy poético, lo sé, pero es exactamente así como lo viví entre los 12 y los 17 años. Con esa manera de sentir mi propio mundo de la danza, tan inocente y sin entender mucho cómo funcionaban las cosas realmente, me marché con 14 años a estudiar a la Ópera de Viena. Fue una experiencia muy dura, pero empezé a ver un poco más de qué se trataba la danza, esa disciplina casi militar y la tremenda competencia entre compañeras, me dio fuerzas y me enseñó la capacidad que todo ser humano tiene para perseverar y asi hacer sus proyectos realidad.
Me marché de Viena y volví el siguiente año a Mallorca mi isla natal, para tomar clases con Gavin de Paor y Laura Macías, bailé mucho con ellos y ví la luz después de tanta oscuridad. Sin embargo, a pesar de todas las experiencias que iba teniendo, seguía ignorando que tenía que trabajar mucho mucho más para conseguir mi objetivo. Y precisamente el problema era que yo no tenía el objetivo claro.
Fue el error más grave qué me acometió durante los años de estudio de danza, seguía formándome como bailarina, sin saber porqué.
Un día, lo entendí todo. Fue así, como una bombilla que se encendió en mi cerebro isleño. Sin embargo, con 18 años ya cumplidos y un trabajo técnico tan atrasado como el que yo llevaba encima, ¿ Sería posible convertirme en una bailarina profesional?
Tenía que trabajar mucho, concentrarme y sufrir. Pero algo dentro de mi estaba dando saltos de felicidad porque por fin sabía cual era mi objetivo de vida: ser una bailarina profesional. Estaba ya en Madrid, tomando clases con dos excelentes maestros Pablo Savoye y Carmina Ocaña, cuando empezé a leer libros de historia de la danza, mirar diariamente centenares de videos de grandes bailarines, comparar estilos dancísticos entre las compañías europeas, las rusas y las americanas, aprender recursos para memorizar bien los pasos, en fin, un trabajo serio e intenso. Estaba totalmente apasionada y no pensaba en otra cosa que no fuera mis clases de ballet, tener las puntas perfectas, coser los tutús para las actuaciones que representábamos con la Escuela de Pablo y Carmina...
En fin, una bella historia que aún no ha terminado y espero que me podáis ayudar a continuar.
La danza ahora mismo, en este mismo instante, es para mi todo lo que deseo y el arte que más amo.
Ese amor por ella, me ha llevado a un lugar que nunca esperaba poder llegar: Ámsterdam y la Escuela del Ballet Nacional de Holanda.
Poder estar en la escuela de ese ballet en esa ciudad es sin duda el mayor reto y el mayor sueño que haya podido tener nunca. Tener la oportunidad de aprender y seguir formándome como bailarina y ser Trainiee ( aprendiz) en la Escuela Ballet Nacional Holandés, es para mi la prueba de que los esfuerzos de los últimos años han merecido la pena. Estar en esa posición no remunerada de aprendiz, aunque sea una gran experiencia como artista y sin duda suena muy bonita, no deja de ser un gran problema y las dificultades siempre vienen sin avisar.
Empiezo el próximo 28 de Agosto y el alojamiento en la ciudad, todos los gastos de puntas, fisios, viajes para poder llegar hasta todas las audiciones y muchísimos más gastos que suponen mi estancia en Ámsterdam, son tan tan altos, que ni siquiera con el dinero ahorrado en mis trabajos dando clases y en el Teatro de la Zarzuela durante el curso y despúes trabajando de camarera en verano, puedo afrontar.
Estaré siempre muy muy muy agradecida a cada persona que con su corazón, ponga su granito de arena y me apoye para poder continuar con mi formación como bailarina de ballet en Ámsterdam.
MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRA AMABLE AYUDA. SIEMPRE AGRADECIDA. YO SEGUIRÉ DANZANDO ENTRE TODOS.
UN BESO
FRANCESCA BUSQUETS GOMIS
ENGLISH
Now it is time for me to write. Finally! When I was younger I loved writing little stories and fables for homework at school. Now I have to write once again, but this time it will come from my heart, and it will not be just another story. This my own story.
When I was little I used to dance because I felt like doing so and I enjoyed every sound coming from the piano in the class. I never considered that dancing could lead towards a profession and a way of life. I was dancing freely and thoughtless regarding the future.
At the age of 12 I went away to carry on my studies in the “Mariemma” Professional Royal Dance Conservatory in Madrid. After being born in an island by the endlessly blue Mediterranean Sea, the contrast was remarkable, but it did not take a toll on me, not really. I was there to dance.
During that transition moment, a point at which almost every ballet student would decide to pursue a career as a professional dancer, I did not see my future in that way.
I was not even looking at ballet videos, I did not know that there were ballet companies, I was not aware that you could be a professional, I never understood that to be a professional you needed to work as hard intensely. I was completely wrong regarding the “dance world”. At that time, I lived dancing as something to enjoy, to feel the music and just dance. It may sound poetic, I know, but that was exactly how it was for me between twelve and seventeen years old. It was when I was fourteen that, with my own naïve understanding of the dance world and without really knowing how things worked, I went to study to the Vienna State Opera. It was a truly difficult experience, but it made me discover, slowly, what was dance also about. That nearly military discipline and the overwhelming competition between dancers gave me strength and taught me about the capacity everyone has of perseveration, and how this can lead to turning dreams into realities.
I left Vienna and I soon went back to Mallorca, my home island, to resume my dance studies this time with Gavin de Paor and Laura Macías. I danced a lot with them and I saw the light after much suffering. However, even after all the experiences that I had been gathering, I had not yet acknowledged that I would have to work much harder if I wanted to achieve my goals. And most importantly, my main problem was that I did not have a clear goal.
It was the worst mistake that followed me during my years studying dance. I kept studying to be a dancer, without truly knowing why.
One day I understood everything. It was just like that, a light-bulb being turned on in my Mediterranean brain. However, being 18-years-old and with a technical work lagging behind considerably, would it still be possible to become a professional dancer?
I had much work to do, I needed to focus and suffer. But something inside me was bubbling with joy because I finally knew what I wanted from life: to be a professional dancer. I was back in Madrid, studying with two excellent teachers, Pablo Savoye and Carmina Ocaña; when I started reading about dance history, daily watching hundreds of videos of great dancers, comparing dance styles between the European, Russian and American companies and learning tools to better memorize the steps. It was an intense and serious work. I was completely passionate and I thought about nothing else other than my ballet lessons, having my pointe shoes perfect and sewing the tutus for the dance performances that we were portraying in the “ Pablo y Carmina School.”
This beautiful story has not yet reached an ending, and I hope you all ca help me to continue.
Right now, in this very moment, dancing is everything I desire and the art I admire and love the most.
This love has led me to a place I would have never imagined getting to: Amsterdam and the School of the Dutch National Ballet.
Being able to be a part of this school of ballet in that city is doubtlessly my biggest challenge yet, but also the biggest dream I could have. To have this opportunity to learn and keep growing as a ballerina, this time as a trainee in the School of Dutch National Ballet, is for me the prove that all my efforts in these years have been worth it. However, being a trainee also means not being paid, and as beautiful as this experience might be, this is also a big problem that I must face.
I start on the 28th of August and the living costs in the city, all the expenses of pointe shoes, physiotherapists, travels to attend auditions and many more other that a part of my stay in Amsterdam are so high that I cannot cover them with all the money I have saved giving lessons and working in the Teatro de la Zarzuela in Madrid and working as a waitress during the summer.
I will always be incredibly grateful to all the people that with their hearts will contribute with what they can to help me continue my career as a ballet ballerina in Amsterdam.
THANK YOU VERY MUCH TO ALL OF YOU FOR YOUR KIND HELP. I WILL ALWAYS BE GRATEFUL. I WILL KEEP DANCING AROUND ALL OF US.
KISSES
FRANCESCA BUSQUETS GOMIS
Ahora me toca escribir ¡ Por fin ! Cuando era pequeña me encantaba redactar historietas y cuentos que nos mandaban en el cole. Ahora me mandan otra vez escribir una historia, sin embargo, esta vez me lo manda el corazón y no es una historieta cualquiera. Es mi propia historia.
De pequeña bailaba porque me daba la gana hacerlo y disfrutaba con cada sonido que producía el piano que había en el aula. Jamás pensé que bailar conducía a una profesión y una manera de vivir. Bailaba libremente y sin pensar por mucho tiempo en el futuro.
A los 12 años me marché a continuar mis estudios al Real Conservatorio Profesional de Danza "Mariemma" en Madrid. Después de haber nacido en una isla con el mar mediterráneo infinitamente azul siempre a mi vera, el contraste fue notable, pero no me afectó demasiado. Yo iba a bailar.
En ese momento de transición, cuando quizás toda niña estudiante de ballet habría decidido rotundamente que quería convertirse en bailarina profesional, en mi caso, no fue en absoluto así.
Yo no si quiera miraba videos de ballet, no sabía que había compañías de ballet, no sabía que una podia ser profesional, no entendía que para ser profesional había que trabajar muy intensamente. Estaba totalmente equivocada sobre el mundo de la danza. En esos momentos, la danza era para mi era disfrutar, sentir la música y simplemente bailar. Suena muy poético, lo sé, pero es exactamente así como lo viví entre los 12 y los 17 años. Con esa manera de sentir mi propio mundo de la danza, tan inocente y sin entender mucho cómo funcionaban las cosas realmente, me marché con 14 años a estudiar a la Ópera de Viena. Fue una experiencia muy dura, pero empezé a ver un poco más de qué se trataba la danza, esa disciplina casi militar y la tremenda competencia entre compañeras, me dio fuerzas y me enseñó la capacidad que todo ser humano tiene para perseverar y asi hacer sus proyectos realidad.
Me marché de Viena y volví el siguiente año a Mallorca mi isla natal, para tomar clases con Gavin de Paor y Laura Macías, bailé mucho con ellos y ví la luz después de tanta oscuridad. Sin embargo, a pesar de todas las experiencias que iba teniendo, seguía ignorando que tenía que trabajar mucho mucho más para conseguir mi objetivo. Y precisamente el problema era que yo no tenía el objetivo claro.
Fue el error más grave qué me acometió durante los años de estudio de danza, seguía formándome como bailarina, sin saber porqué.
Un día, lo entendí todo. Fue así, como una bombilla que se encendió en mi cerebro isleño. Sin embargo, con 18 años ya cumplidos y un trabajo técnico tan atrasado como el que yo llevaba encima, ¿ Sería posible convertirme en una bailarina profesional?
Tenía que trabajar mucho, concentrarme y sufrir. Pero algo dentro de mi estaba dando saltos de felicidad porque por fin sabía cual era mi objetivo de vida: ser una bailarina profesional. Estaba ya en Madrid, tomando clases con dos excelentes maestros Pablo Savoye y Carmina Ocaña, cuando empezé a leer libros de historia de la danza, mirar diariamente centenares de videos de grandes bailarines, comparar estilos dancísticos entre las compañías europeas, las rusas y las americanas, aprender recursos para memorizar bien los pasos, en fin, un trabajo serio e intenso. Estaba totalmente apasionada y no pensaba en otra cosa que no fuera mis clases de ballet, tener las puntas perfectas, coser los tutús para las actuaciones que representábamos con la Escuela de Pablo y Carmina...
En fin, una bella historia que aún no ha terminado y espero que me podáis ayudar a continuar.
La danza ahora mismo, en este mismo instante, es para mi todo lo que deseo y el arte que más amo.
Ese amor por ella, me ha llevado a un lugar que nunca esperaba poder llegar: Ámsterdam y la Escuela del Ballet Nacional de Holanda.
Poder estar en la escuela de ese ballet en esa ciudad es sin duda el mayor reto y el mayor sueño que haya podido tener nunca. Tener la oportunidad de aprender y seguir formándome como bailarina y ser Trainiee ( aprendiz) en la Escuela Ballet Nacional Holandés, es para mi la prueba de que los esfuerzos de los últimos años han merecido la pena. Estar en esa posición no remunerada de aprendiz, aunque sea una gran experiencia como artista y sin duda suena muy bonita, no deja de ser un gran problema y las dificultades siempre vienen sin avisar.
Empiezo el próximo 28 de Agosto y el alojamiento en la ciudad, todos los gastos de puntas, fisios, viajes para poder llegar hasta todas las audiciones y muchísimos más gastos que suponen mi estancia en Ámsterdam, son tan tan altos, que ni siquiera con el dinero ahorrado en mis trabajos dando clases y en el Teatro de la Zarzuela durante el curso y despúes trabajando de camarera en verano, puedo afrontar.
Estaré siempre muy muy muy agradecida a cada persona que con su corazón, ponga su granito de arena y me apoye para poder continuar con mi formación como bailarina de ballet en Ámsterdam.
MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRA AMABLE AYUDA. SIEMPRE AGRADECIDA. YO SEGUIRÉ DANZANDO ENTRE TODOS.
UN BESO
FRANCESCA BUSQUETS GOMIS
ENGLISH
Now it is time for me to write. Finally! When I was younger I loved writing little stories and fables for homework at school. Now I have to write once again, but this time it will come from my heart, and it will not be just another story. This my own story.
When I was little I used to dance because I felt like doing so and I enjoyed every sound coming from the piano in the class. I never considered that dancing could lead towards a profession and a way of life. I was dancing freely and thoughtless regarding the future.
At the age of 12 I went away to carry on my studies in the “Mariemma” Professional Royal Dance Conservatory in Madrid. After being born in an island by the endlessly blue Mediterranean Sea, the contrast was remarkable, but it did not take a toll on me, not really. I was there to dance.
During that transition moment, a point at which almost every ballet student would decide to pursue a career as a professional dancer, I did not see my future in that way.
I was not even looking at ballet videos, I did not know that there were ballet companies, I was not aware that you could be a professional, I never understood that to be a professional you needed to work as hard intensely. I was completely wrong regarding the “dance world”. At that time, I lived dancing as something to enjoy, to feel the music and just dance. It may sound poetic, I know, but that was exactly how it was for me between twelve and seventeen years old. It was when I was fourteen that, with my own naïve understanding of the dance world and without really knowing how things worked, I went to study to the Vienna State Opera. It was a truly difficult experience, but it made me discover, slowly, what was dance also about. That nearly military discipline and the overwhelming competition between dancers gave me strength and taught me about the capacity everyone has of perseveration, and how this can lead to turning dreams into realities.
I left Vienna and I soon went back to Mallorca, my home island, to resume my dance studies this time with Gavin de Paor and Laura Macías. I danced a lot with them and I saw the light after much suffering. However, even after all the experiences that I had been gathering, I had not yet acknowledged that I would have to work much harder if I wanted to achieve my goals. And most importantly, my main problem was that I did not have a clear goal.
It was the worst mistake that followed me during my years studying dance. I kept studying to be a dancer, without truly knowing why.
One day I understood everything. It was just like that, a light-bulb being turned on in my Mediterranean brain. However, being 18-years-old and with a technical work lagging behind considerably, would it still be possible to become a professional dancer?
I had much work to do, I needed to focus and suffer. But something inside me was bubbling with joy because I finally knew what I wanted from life: to be a professional dancer. I was back in Madrid, studying with two excellent teachers, Pablo Savoye and Carmina Ocaña; when I started reading about dance history, daily watching hundreds of videos of great dancers, comparing dance styles between the European, Russian and American companies and learning tools to better memorize the steps. It was an intense and serious work. I was completely passionate and I thought about nothing else other than my ballet lessons, having my pointe shoes perfect and sewing the tutus for the dance performances that we were portraying in the “ Pablo y Carmina School.”
This beautiful story has not yet reached an ending, and I hope you all ca help me to continue.
Right now, in this very moment, dancing is everything I desire and the art I admire and love the most.
This love has led me to a place I would have never imagined getting to: Amsterdam and the School of the Dutch National Ballet.
Being able to be a part of this school of ballet in that city is doubtlessly my biggest challenge yet, but also the biggest dream I could have. To have this opportunity to learn and keep growing as a ballerina, this time as a trainee in the School of Dutch National Ballet, is for me the prove that all my efforts in these years have been worth it. However, being a trainee also means not being paid, and as beautiful as this experience might be, this is also a big problem that I must face.
I start on the 28th of August and the living costs in the city, all the expenses of pointe shoes, physiotherapists, travels to attend auditions and many more other that a part of my stay in Amsterdam are so high that I cannot cover them with all the money I have saved giving lessons and working in the Teatro de la Zarzuela in Madrid and working as a waitress during the summer.
I will always be incredibly grateful to all the people that with their hearts will contribute with what they can to help me continue my career as a ballet ballerina in Amsterdam.
THANK YOU VERY MUCH TO ALL OF YOU FOR YOUR KIND HELP. I WILL ALWAYS BE GRATEFUL. I WILL KEEP DANCING AROUND ALL OF US.
KISSES
FRANCESCA BUSQUETS GOMIS
Organizer and beneficiary
Francesca Busquets Gomis
Organizer
Banyalbufar, IB, Spain
Francesc Busquets
Beneficiary
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